Phnom Penh, CAMBOYA (Agencia Fides, 20/05/2020) - "Recordamos hoy a las víctimas y el
sufrimiento que ocurrieron durante el régimen genocida de los Jemeres
Rojos. También recordamos a nuestros mártires. Y rezamos por la paz, el
diálogo y la reconciliación en Camboya y en el mundo": este es el
mensaje enviado a la Agencia Fides por el obispo Olivier
Schmitthaeusler, M.E.P, vicario apostólico de Phnom Penh, mientras que
Camboya celebra el día 20 de mayo, una jornada para recordar las
masacres cometidas por los Jemeres Rojos y el régimen de Pol Pot. Los
camboyanos lo llaman "Día de la ira" y a menudo en diferentes lugares
hay reconstrucciones o representaciones en las que los estudiantes
vestidos de negro recrean el acoso cometido en los famosos "campos de
masacre". Pero la Iglesia quiere recordarlo y celebrarlo como "Día de la
memoria, de los mártires y de la reconciliación", en lugar de poner
énfasis en sentimientos como la ira y la venganza. El
obispo explica a Fides: "Este año celebramos el 45 aniversario de la
ordenación episcopal del primer obispo camboyano, Mons. Joseph Chhmar
Salas, ordenado en secreto por Mons. Yves Ramousse, el 14 de abril de
1975, mientras que la iglesia de Notre Dame en Phnom Penh era
bombardeada. El 17 de abril de 1975, los jemeres rojos entraron en Phnom
Penh y toda la población huyó o fue evacuada. Mons. Chhmar Salas fue
llevado al noreste del país, a Tangkauk, donde murió en 1977. Es el
protomártir de nuestra lista de 14 mártires cuya causa de beatificación
inició el 15 de mayo de 2015".
El vicario apostólico agrega: "Este año también celebramos el trigésimo
aniversario de la resurrección de la Iglesia en Camboya: fue el 14 de
abril de 1990 cuando Mons. Emile Destombes celebró nuevamente la Pascua
en un cine en Phnom Penh. Fue un evento histórico y de gran valor
simbólico y espiritual: en el blackout de los años oscuros del régimen,
la luz de la fe no se apagó y la llama de la vela pascual calentó e
iluminó ese cuarto oscuro". "Hoy - continúa Mons. Schmitthaeusler -, los
católicos dicen con fe: ¡Cristo Jesús está vivo! Esto es lo que
celebramos 30 años después, en nuestro mundo invadido por la oscuridad
de la muerte, el miedo y la soledad. Queremos recordar las últimas
palabras de Mons. Salas a Mons. Ramousse, pronunciadas el 17 de abril de
1975 antes de partir hacia los polvorientos caminos de Camboya, que
fueron: ‘Háblad de nosotros al mundo’. Con este espíritu mantenemos vivo
el recuerdo de nuestros mártires y vivimos en
Camboya hoy el Evangelio de la paz y la reconciliación".
Durante el poder de los Jemeres Rojos, de 1975 a 1979, alrededor de dos
millones de camboyanos murieron en ejecuciones, por hambre o enfermedad.
Los campos de exterminio salpicaron el país, con más de 20,000 fosas
comunes que contienen más de 1,38 millones de cuerpos, según el Centro
de Documentación de Camboya. El más grande de los campos de exterminio
fue Choeung Ek, que se encuentra en las afueras de Phnom Penh y hoy
sirve como monumento a todos los que murieron y sobrevivieron, y para
recordar a la posteridad de ese inmenso sufrimiento. Debido a las
proporciones del fenómeno y al impacto en la población total, el
exterminio camboyano puede considerarse un caso sin precedentes en la
historia de la humanidad.