Bujumbura, BURUNDI (Agencia Fides, 27/05/2020) - “De los informes de nuestros observadores
electorales, reconocemos que las elecciones se han celebrado en general
en calma. Sin embargo, lamentamos varias irregularidades con respecto a
la libertad y transparencia del proceso electoral, así como la
imparcialidad en el tratamiento de candidatos y electores, que no
deberían verificarse para que las elecciones sean verdaderamente
democráticas", dice un mensaje enviado a la Agencia Fides por la
Conferencia Episcopal de Burundi, sobre las elecciones presidenciales,
parlamentarias y locales que se celebraron el 20 de mayo.
El presidente elegido por votación es Evariste Ndayishimiye, quien ganó
con el 68.70% de los votos superando al candidato de la oposición
Agathon Rwasa que obtuvo el 24.19% de los votos. El ex general
Ndayishimiye era el candidato del partido del presidente saliente,
Pierre Nkurunziza, quien había llegado al final de su controvertido
tercer mandato, obtenido con una modificación de la Constitución que
causó tensiones y violencia.
Los obispos recuerdan que habían designado “a 2716 observadores para la
triple votación del 20 de mayo de 2020. Aunque su número resultó ser
inferior al número de mesas electorales, pudieron llegar a todos los
municipios para ser ubicados en las mesas clave". "Según el informe que
nos enviaron, y en espera del informe final, creemos que es útil y
relevante publicar el siguiente comunicado de prensa", afirma el texto.
Los observadores de la Iglesia Católica han encontrado varias
irregularidades, en particular: presiones ejercidas sobre algunos
presidentes de mesa electoral para firmar los verbales antes del inicio
del escrutinio de las urnas; algunas urnas llenas de votaciones
realizadas con anterioridad; el voto de personas que resultan fallecidas
o refugiados burundeses en el extranjero; en algunos colegios
electorales un mismo elector ha votado más de una vez; se ha excluido a
los funcionarios y observadores del conteo de votos; intimidación e
impedimentos ejercidos sobre los votantes por algunos administradores
que los acompañaban a las cabinas de votación; la intrusión de personas
no autorizadas en los lugares donde se contaban los votos; el respeto
del secreto de voto no siempre se ha garantizado.
"Ante todas estas irregularidades y muchas otras, nos preguntamos si no
alteran el resultado que debe proclamarse", dicen los obispos que, sin
embargo, condenan tanto los actos ilegales como el uso de la violencia.
"Como hemos dicho en otras ocasiones, aquellos que creen que se han
violado sus derechos, deben apelar a los tribunales competentes para
obtener justicia". "Concluimos con un llamamiento a la población, a
confiar en Dios, que sigue siendo el único Señor de la historia y a mantener la calma", concluye el mensaje de los obispos.