Alepo, SIRIA (Agencia Fides, 17/06/2020) – “Ahora en Alepo todo el mundo dice: estábamos
mejor bajo las bombas”. Tiene el sabor de una amarga paradoja la
hipérbole con la que Joseph Tobji, arzobispo maronita de Alepo,
fotografía el sentimiento que prevalece en la población de la metrópoli
siria, en el día en que entran en vigor, las nuevas sanciones económicas
impuestas a la Siria de Assad por los Estados Unidos con la llamada
“Caesar Act”. Una disposición que se suma a las sanciones anti-sirias
que ha prorrogada por un año la Unión Europea, golpeando a una población
agotada por años de guerra, mientras que el espectro de la pandemia de
coronavirus cosecha víctimas también dentro de las fronteras de Siria.
“La bomba llega de repente - agrega el arzobispo maronita en una
conversación con la Agencia Fides -, y mata a las personas en el lugar
donde cae. Ahora, en Siria, se siente el hambre realmente, y millones de
personas tienen ante sí la prospectiva de verse morir
lentamente de una muerte anunciada, sin vías posibles de escape".
El escenario descrito por el arzobispo sirio es objetivamente
angustiante: “El valor de la lira siria - dice a Fides -, ha caído
dramáticamente: antes de la guerra un dólar era equivalente a 50 liras
sirias, ahora para comprar un dólar se necesitan casi tres mil, y el
salario promedio de un empleado sigue siendo el de entonces, igual a 50
mil liras, prácticamente menos de veinte euros. Las tiendas cierran, las
pequeñas empresas cierran, todos intentan sobrevivir con lo que
encuentran. Quienes tienen el dinero depositado en los bancos del Líbano
ni siquiera pueden retirarlo, debido a la crisis financiera libanesa.
Los hospitales carecen de medicamentos y equipos necesarios para las
cirugías que salva vidas. Si se entra en la intimidad de las
dificultades y sufrimientos de las familias, se escuchan historias para
llorar. Las cosas no pueden ser peores”.
La llamada “Caesar Syria Civilian Protection Act”, que recibió el apoyo
bipartidista del Congreso de los Estados Unidos el pasado mes de
diciembre, se presenta como un paquete de sanciones contra las tropas
sirias y otros responsables de las atrocidades cometidas durante la
guerra civil en Siria. “Pero lo de las sanciones ‘selectivas’ - comenta
el arzobispo maronita de Alepo -, es una mentira que ni siquiera un niño
podría creer. Todos ven muy bien cuál es el objetivo: aumentar el
sufrimiento de la población para alimentar el descontento popular y así
producir un cambio de régimen. Pero esta forma de actuar es criminal.
Poner en peligro a un pueblo entero en un momento como este, donde
también está presente el espectro de la pandemia en todo el mundo, es
terrorista, inhumano. Y la señal de que para alcanzar sus objetivos
están dispuestos a hacer cualquier cosa, incluso sacrificar a millones
de personas, personas pobres, familias. Es un acto diabólico”.
En esta situación, en Alepo, la prioridad para el Arzobispo Tobji es
tratar de mantener los tímidos signos de reinicio que se produjeron al
final del conflicto. “El mes que viene - dice Tobji a Fides -,
inauguramos la catedral maronita después de dos años de restauración.
Que ha sido necesario por las devastaciones sufridas durante la guerra.
¿Qué podemos hacer? De todos modos, debemos tratar de seguir adelante,
en la situación en que nos encontramos, atesorando los pequeños signos
de esperanza. Para estar acompañados en este momento, pedimos oraciones a
los hermanos de todo el mundo”.
La catedral maronita de Saint Elijah, en el histórico distrito de Alepo
de Al-Jdayde, todavía seguía sin techo, herida por las numerosas rondas
de mortero que la habían devastado durante el conflicto sirio. La misma
que en la noche del martes 11 de julio de 2017 más de mil ciudadanos
abarrotaron sus naves a cielo abierto y la plaza de en frente, para escuchar la Misa en Do menor de Wolfgang Amadeus
Mozart, interpretada por 45 músicos y 27 coristas de la Orquesta
Sinfónica de Damasco junto con miembros del coro Naregatsi, animados por
las comunidades cristianas locales.