El Paso, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (Agencia Fides, 02/06/2020) - En un ambiente de violencia y tensión
generalizada por las muchas manifestaciones en diferentes lugares de los
Estados Unidos por la muerte de George Floyd, los fieles católicos en
El Paso intentaron expresarse de manera diferente. El obispo de El Paso,
Monseñor Mark Seitz, dirigió a un grupo de sacerdotes en una vigilia de
oración en memoria del hombre de Minneapolis. Los sacerdotes observaron
un momento de silencio y se arrodillaron durante ocho minutos y 46
segundos, el tiempo exacto que un oficial de policía mantuvo su rodilla
sobre el cuello de Floyd antes de que muriese estando bajo custodia,
según los registros de la policía. Justo en El Paso se anunció una gran
manifestación en el Memorial Park, pero fue cancelada debido a los
enfrentamientos que ya habían tenido lugar en los días anteriores.
Los obispos americanos también han expresado su posición al respecto:
“El asesinato de George Floyd fue sin sentido y brutal, un pecado que
clama al cielo por justicia. ¿Cómo es posible que en los Estados Unidos
de América se le quite la vida a un hombre afroamericano mientras no se
responda a las llamadas de ayuda y que su asesinato sea grabado mientras
ocurre?” ha revelado, en una nota publicada ayer, monseñor José H.
Gomez, Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia episcopal
de los Estados Unidos.
“La crueldad y la violencia que él sufrió no refleja a la mayoría de los
buenos hombres y mujeres que forman parte de los cuerpos policiales,
quienes desarrollan sus deberes con honor. Lo sabemos. Y confiamos en
que las autoridades civiles van a investigar este asesinato con mucho
cuidado” para que se haga justicia, subraya la nota.
"El racismo ha sido tolerado ya por mucho”, continúa el texto. "En este
momento, no debemos dejar de escuchar lo que las personas están diciendo
a través de su dolor” pero "la violencia de las noches recientes es
autodestructiva y contraproducente. Nada se gana con violencia y mucho
se pierde". "Quemar y saquear las comunidades, destrozar el sustento
diario de nuestro prójimo no nos permite avanzar en la causa de la
igualdad racial y de la dignidad humana. No debemos dejar que se diga
que George Floyd murió en vano. Debemos honrar el sacrificio de su vida
con la eliminación del racismo y del odio de nuestros corazones y
renovando nuestro compromiso de cumplir la promesa sagrada de nuestra
nación, de ser una amada comunidad de vida, libertad e igualdad para
todos” concluye el presidente de la Conferencia episcopal americana.
El sábado 30 de mayo, los presidentes de siete Comisiones de la
Conferencia episcopal estadounidense se declararon solidarios con las
comunidades de color del país, pidiendo una investigación que conduzca a
la verdad y la justicia.