Bkerké, LÍBANO (Agencia Fide, 01/06/2020) - El modelo político libanés, en su singularidad
histórica, representa una herencia que debe ser protegida y aplicada, y
no un remanente negativo del pasado del cual emanciparse. Así lo ha
remarcado el patriarca maronita Boutros Bechara Rai, tomando posición en
el debate en curso en el Líbano por el cual, ante la crisis
económico-política del País de los Cedros, se está volviendo a
cuestionar el sistema institucional libanés, que prevé entre otras
cosas, la división de posiciones políticas e institucionales según las
diferentes afiliaciones confesionales.
En el Líbano, el delicado modelo institucional nacional reserva el
puesto de Presidente de la República a un cristiano maronita, mientras
que el papel del Primer Ministro debe asignarse estrictamente a un
musulmán sunita, y el cargo de Presidente del Parlamento está reservado a
un musulmán chiíta (que ha sido Nabih Berri desde hace 30 años). Los
acuerdos de Taif, que sancionaron el final de la guerra civil en 1989,
establecieron la paridad numérica entre los escaños parlamentarios
reservados para los diputados cristianos y musulmanes.
En los últimos días, en un discurso televisado celebrado con ocasión de
la fiesta de Eid al-Fitr, al final del mes islámico de oración y ayuno
del Ramadán, el Sheikh Jafarita Ahmad Qabalan había atacado severamente
el sistema político-institucional libanés confirmado por los acuerdos de
Taif, definiéndola como una "granja de siete", que ha aumentado la
corrupción y el sectarismo, matando de hambre al pueblo. El sistema
libanés –añadió el líder chiíta– fue creado “sobre una base sectaria y
tiránica para servir a un proyecto imperialista y monopolista. Esta
fórmula ahora se ha agotado... Y ya no es válido para un estado formado
por humanos y ciudadanos".
A las duras palabras del representante chiíta, el Patriarca maronita
respondió indirectamente, sin mencionarlo, en la homilía celebrada el
domingo 31 de mayo, la solemnidad de Pentecostés. “El Líbano - dijo el
cardenal Bechara Rai -, representa un modelo político que respeta a
todas las comunidades religiosas, sin imponer una religión estatal o un
libro religioso específico como fuente de leyes y del sistema legal
nacional. Es un modelo singular, que debe ser protegido por aquellos
que, con la excusa de querer corregir sus defectos, en realidad
pretenden cancelar su fecunda ‘anomalía’”
El sábado 30 de mayo, celebrando una misa con motivo de la fiesta de la
cadena de televisión católica Noursat-Télé Lumière, el patriarca Bechara
Rai ya había recordado que el sueño de los fundadores del Líbano era
crear una "Patria para todos", donde también las diferentes comunidades
de fe pudiesen coexistir escapando tanto del "monolitismo" religioso de
las sociedades orientales como de la "fusión indiferenciada" de
identidades que prevalece en las sociedades occidentales.