Génova, ITALIA (Agencia Fides, 17/06/2020) – “Entre los devotos de la primera experiencia
apostólica, me gusta recordar al padre Pier Luigi Maccalli, mi hermano y
amigo de la Sociedad de Misiones Africanas”, escribe a la Agencia Fides
el padre Bruno Semplicio, misionero de la SMA en Génova.
Con motivo del aniversario de ese 18 de septiembre de 2018 en el que el
padre Maccalli fue secuestrado en la misión de Bomoanga, en Níger, el p.
Semplicio dio su testimonio de las iniciativas compartidas con su
hermano. “Muchas veces – dice -, hemos discutido sobre la necesidad de
desarrollar una espiritualidad y, por lo tanto, una acción
verdaderamente apostólica. Era claro el deseo de una 'compañía de los
apóstoles', con referencia a un pensamiento expresado varias veces por
nuestro Fundador, Mons. Melchiorre de Brésillac. Es decir, de un grupo
de misioneros que se dedicasen particularmente al estudio de la
enseñanza de los primeros apóstoles y tratasen de seguir su ejemplo”.
“Reconozco que a menudo el padre Gigi me estimuló para continuar con
este tipo de discurso. También estaba presente el tema de las
persecuciones, no solo las violentas, sino también las sutiles y
matizadas que surgen en nuestras comunidades cristianas cuando
intentamos regresar al momento en que todo comenzó - especifica el
misionero -, cuando los discípulos de Jesús eran llamados los
'seguidores del camino'. Un camino diferente del que siguen otros
creyentes por el simple hecho de que Jesús es diferente de los demás. Él
mismo es el 'camino'”.
En la nota enviada a la Agencia Fides, el padre Bruno explica que
“después de la bendición de la nueva iglesia de Bomoanga en Níger,
dedicada al Espíritu Santo, el padre Gigi había descrito en una carta
los diversos símbolos que la adornan y que deben ayudar a la fe de los
cristianos y concluía diciendo: ‘La iglesia está hecha, pero queda mucho
por hacer’. Luego hablaba de los comentarios positivos a la nueva
iglesia incluso por parte de los no cristianos que la consideran
realmente hermosa. Y agregaba que 'la belleza, se difunde por su propia
naturaleza, no necesita publicidad. Y nuestro Dios es lo Bello, lo
Bueno, el Bien que habla al corazón de cada hombre de diferentes formas y
maneras... Por lo tanto, la fe tiene una fuerza de atracción y el
Crucificado ha atraído al mundo hacia sí mismo desde la cruz irradiando
siempre y solo el Bien. Esta es la misión que nos espera: decir y dar a
todos las tres B. Por lo tanto, queda mucho por hacer... la misión
continúa'. Por supuesto, - concluye el p. Semplicio -, ¡el padre Gigi no
imaginaba cómo continuaría su misión! Pero es la misma historia de los
apóstoles de ayer y de hoy que continúa en muchos desiertos del mundo”.