lunes, 14 de julio de 2014

Ángelus del Papa FRANCISCO: “La parábola del sembrador sigue siendo válida también hoy”


CIUDAD DEL VATICANO, 13 de julio 2014 (VIS).- A mediodía el Papa FRANCISCO se asomó a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus dominical con miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. Antes de la oración mariana, el Santo Padre habló, como es habitual, del evangelio de la liturgia de hoy dedicado esta vez a la parábola del sembrador.

''Jesús - dijo - utiliza muchas parábolas: un lenguaje comprensible para todos, con imágenes que proceden de la naturaleza y de las situaciones de la vida diaria y la primera que narra es una introducción a todas ellas: la del sembrador que esparce las semillas sobre todo tipo de terreno''.

''La verdadera protagonista de esta parábola es precisamente la semilla que, según el terreno donde cae, da más o menos frutos. Los tres primeros son improductivos: a lo largo del camino los pájaros se comen la semilla; en el terreno pedregoso los brotes se secan rápidamente porque no hay raíces; en medio de las zarzas las espinas sofocan a la semillas y, sólo el cuarto terreno es bueno, allí la semilla germina y fructifica''.

En este caso, prosiguió el Papa, Jesús no se limita a presentar la parábola, también la explica: ''La semilla que cae sobre el camino indica a los que escuchan el anuncio del Reino de Dios pero no lo reciben; así llega el Maligno y se lo lleva porque no quiere que la semilla del Evangelio germine en el corazón de los hombres. Esta es la primera comparación. La segunda, la de la semilla que cae sobre las piedras representa a las personas que escuchan la Palabra de Dios y la acogen enseguida, pero superficialmente, porque no tiene raíces y son inconstantes; y cuando llegan las dificultades y las tribulaciones, se abaten. La semilla que cae entre las zarzas... se refiere a las personas que escuchan la Palabra pero, a causa de las preocupaciones mundanas y de la seducción de la riqueza, ésta permanece sofocada. Por último, la semilla que cae en terreno fértil representa a cuantos escuchan la Palabra, la reciben, la guardan y la comprenden, y así da fruto. El modelo perfecto de esta tierra buena es la Virgen María''.

''Esta parábola nos habla hoy a cada uno de nosotros como hablaba a los que escuchaban a Jesús hace dos mil años. Nos recuerda que nosotros somos el terreno donde el Señor arroja incansablemente la semilla de su Palabra y de su amor. ¿Cómo la acogemos? Y podríamos preguntarnos: ¿Cómo es nuestro corazón? ¿A qué terreno se parece: a un camino, a un pedregal, a unas zarzas? Depende de nosotros convertirnos en terreno bueno sin espinas ni piedras, sino cultivado con atención, para que pueda dar buenos frutos para nosotros y para nuestros hermanos''.

''Y nos sentará bien -concluyó FRANCISCO- no olvidarnos de que también nosotros somos sembradores, Dios siembra semillas buenas, y también nosotros podemos preguntarnos: ¿Qué semillas salen de nuestro corazón y de nuestra boca? Nuestras palabras pueden hacer mucho bien y también mucho mal, pueden curar y pueden herir, pueden animar y pueden deprimir. Acordaos: lo que cuenta no es lo que entra por la boca sino lo que sale de ella y del corazón''.