viernes, 11 de julio de 2014

Fuerte compromiso de la iglesia centroamericana para erradicar las causas de la emigración de menores


CIUDAD DE MÉXICO (Agencia Fides) – “Un aspecto importante de la declaración es el compromiso conjunto para erradicar las causas estructurales que provocan la migración irregular de menores de edad, creando programas de desarrollo social y económico en las comunidades de origen, así como programas de reinserción y reintegración para los que retornan”: se lee en la “Declaración conjunta de los obispos de Estados Unidos, México, el Salvador, Guatemala y Honduras sobre la crisis de los niños migrantes”, enviada a Fides, tras en encuentro de los representantes del episcopado de los países centro americanos más involucrados en este grave problema.

La declaración, publicada el 10 de julio en Ciudad de México, sostiene y relanza la “Declaración Extraordinaria de Managua”, en la que los Países Miembros de la Conferencia Regional sobre Migración (Belice, Canadá, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, República Dominicana), “han reconocido la corresponsabilidad regional y se han comprometido a implementar medidas integrales y articuladas para garantizar el interés superior del niño y adolescente, así como la unidad familiar; a difundir información precisa respecto a los 'peligros del viaje' y la inexistencia de 'permisos' para los que llegan a los Estados Unidos; luchar contra los grupos delictivos organizados de tráfico ilícito y de trata de personas; y mejorar las prácticas migratorias”.

Con esta declaración, los obispos de Estados Unidos, México, el Salvador, Guatemala y Honduras también se expresan en favor de la petición a la Camara de Representantes de los Estados Unidos de declarar el estado de “crisis humanitaria” por el problema de los niños migrantes.
 
Según los últimos datos, entre octubre de 2013 y junio de 2014 más de 57.000 niños han llegado a la frontera de los EE.UU. ilegalmente, sin la compañía de un adulto, la mayoría a lo largo del sur-este, en la zona del Valle del Río Grande (Texas). El gobierno de los EE.UU. en Washington ya ha advertido de que esta cifra irá aumentando. La Iglesia está trabajando para ayudar a los pequeños emigrantes, y para hacer que se reconozca a muchos de ellos como refugiados, huyendo de situaciones de guerra.

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La declaración completa: