CIUDAD DE MÉXICO
(Agencia Fides) – “Un aspecto importante de la declaración es el
compromiso conjunto para erradicar las causas estructurales que
provocan la migración irregular de menores de edad, creando
programas de desarrollo social y económico en las comunidades de
origen, así como programas de reinserción y reintegración para los
que retornan”: se lee en la “Declaración conjunta de los obispos
de Estados Unidos, México, el Salvador, Guatemala y Honduras sobre
la crisis de los niños migrantes”, enviada a Fides, tras en
encuentro de los representantes del episcopado de los países centro
americanos más involucrados en este grave problema.
La declaración,
publicada el 10 de julio en Ciudad de México, sostiene y relanza la
“Declaración Extraordinaria de Managua”, en la que los Países
Miembros de la Conferencia Regional sobre Migración (Belice, Canadá,
Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México,
Nicaragua, Panamá, República Dominicana), “han reconocido la
corresponsabilidad regional y se han comprometido a implementar
medidas integrales y articuladas para garantizar el interés superior
del niño y adolescente, así como la unidad familiar; a difundir
información precisa respecto a los 'peligros del viaje' y la
inexistencia de 'permisos' para los que llegan a los Estados Unidos;
luchar contra los grupos delictivos organizados de tráfico ilícito
y de trata de personas; y mejorar las prácticas migratorias”.
Con esta
declaración, los obispos de Estados Unidos, México, el Salvador,
Guatemala y Honduras también se expresan en favor de la petición a
la Camara de Representantes de los Estados Unidos de declarar el
estado de “crisis humanitaria” por el problema de los niños
migrantes.
Según los últimos
datos, entre octubre de 2013 y junio de 2014 más de 57.000 niños
han llegado a la frontera de los EE.UU. ilegalmente, sin la compañía
de un adulto, la mayoría a lo largo del sur-este, en la zona del
Valle del Río Grande (Texas). El gobierno de los EE.UU. en
Washington ya ha advertido de que esta cifra irá aumentando. La
Iglesia está trabajando para ayudar a los pequeños emigrantes, y
para hacer que se reconozca a muchos de ellos como refugiados,
huyendo de situaciones de guerra.
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La declaración
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