CIUDAD DEL VATICANO,
13 de julio de 2014 (VIS).- El pasado sábado, el Santo Padre
FRANCISCO almorzó con los participantes en el Seminario
Internacional dedicado a la propuesta del Papa en la Exhortación
apostólica Evangelii gaudium para ''Una economía siempre más
inclusiva'', que tuvo lugar en la Casina Pío IV del Vaticano.
''Es muy
importante lo que hacéis -dijo
el Pontífice- reflexionáis sobre la realidad pero sin
miedo y con inteligencia. Eso es un servicio''. Después,
refiriéndose a los temas tratados en el Seminario, pronunció unas
breves palabras sobre el reduccionismo antropológico
''Creo que este
sea el momento más fuerte del reduccionismo antropológico. Al
hombre le pasa lo mismo que al vino cuando se vuelve aguardiente:pasa
por un alambique organizativo. Ya no es vino, es algo distinto:
quizás más útil, con más calidad, pero no es vino. Para el hombre
es lo mismo: pasa por este alambique y acaba - y lo digo en serio-
por perder la humanidad y convertirse en una herramienta del sistema:
sistema social, económico, un sistema gobernado por el
desequilibrio. Cuando el hombre pierde su humanidad ¿qué nos
espera? Pasa lo que yo llamo en lenguaje común una política, una
sociología, una actitud del ''descarte''. Se descarta lo que no
sirve porque el ser humano no está en el centro. Y cuando el hombre
no está en el centro, hay algo que sí lo está y el hombre está a
su servicio. La idea es, entonces, la de salvar al hombre, en el
sentido de que vuelva al centro: al centro de la sociedad, al centro
de los pensamientos, al centro de la reflexión. Llevar otra vez al
hombre al centro. Es una tarea hermosa y vosotros la lleváis a cabo.
Os doy las gracias. Estudiáis, reflexionáis, organizáis estos
convenios para eso, para que no se descarte al hombre. Se descartan
los niños, porque el nivel de natalidad -por lo menos aquí en
Europa- lo conocemos todos; se descartan los ancianos porque no
sirven. ¿Y entonces? Se descarta toda una generación de jóvenes y
esto es gravísimo. He visto una cifra: 75 millones de jóvenes,
menores de 25 años, sin trabajo. Los jóvenes 'ni-ni': ni estudian.
Ni trabajan. No estudian porque no tienen posibilidad y no trabajan
porque no hay trabajo. ¡Es otro descarte! ¿Cuál será el próximo?
Detengámonos a tiempo ¡por favor!''.
Al final el Papa dio
nuevamente las gracias a los comensales por su labor y sus
iniciativas para ''ajustar esta situación desequilibrada y
recuperar al hombre poniéndolo otra vez en el centro de la reflexión
y de la vida''. ''¡Es el rey del universo! -exclamó-
Y esta no es teología, no es filosofía, es realidad humana. Así
saldremos adelante''.