Kinshasa,REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 06/06/2017) - “Las bandas armadas no son una solución
política estable. Creadas para resistir a un orden político inaceptable,
terminan generando un calvario que sufren sus hermanos y hermanas”
escriben los obispos de la Provincia Eclesiástica de Bukavu (la ciudad
de Bukavu es la capital de Kivu del Sur en el este de la República
Democrática del Congo) en un mensaje elaborado al final de su Asamblea.
Los obispos se quejan de la proliferación de las milicias armadas, que
“pululan por todas partes” y que “con sus reivindicaciones de identidad,
provocan el resurgimiento de los conflictos tribales”. En particular,
se señalan “las consecuencias perjudiciales del fenómeno Kamuina Nsapu,
que comienzan a contaminar las provincias vecinas, hasta Maniema, con la
exclusión y la discriminación”.
Desde hace meses, los milicianos leales a Kamuina Nsapu, un líder
tradicional asesinado por la policía en agosto, hacen estragos en la
provincia y en las áreas vecinas a Kasai central.
La provincia administrativa de Maniema forma parte de la provincia
eclesiástica de Bukavu.
Las diferentes milicias, además de destruir instalaciones sociales,
sanitarias y educativas, han irrumpido en las eclesiásticas. Los Obispos
recuerdan a Clara Agano de las Hermanas Franciscanas Escolásticas de
Cristo Rey, asesinada el 29 de noviembre de 2016, en la parroquia Mater
Dei de Bukavu, y a los sacerdotes y misioneros
secuestrados el año pasado con la intención de pedir rescates. La
población no puede moverse libremente de una zona a otra debido a la
presencia de los bandidos.
Todo esto viene, según los Obispos, de la falta de autoridad del
estado”. El estancamiento político resultante de la falta de
implementación de los acuerdos de San Silvestre, hace que el país sea aún más frágil y se vea “expuesto a
todos los vendavales”.
Ante el “fracaso de la clase política”, los Obispos piden a los
congoleños “como soberano primario, que tomen el control de su destino
de forma pacífica y democrática, con la no violencia activa y
evangélica”.