Juba, SUDÁN DEL SUR (Agencia Fides,
04/12/2017) - “No estamos definidos por nuestro pasado sino por
nuestro presente así que no importa cuán doloroso haya sido nuestro
pasado. Siempre se puede volver a empezar. Queremos olvidar las heridas
del pasado y caminar hacia la paz”, así se expresó monseñor Eduardo
Hiiboro Kussala, obispo de Tombura-Yambio, durante su intervención en la
Conferencia de Gobernadores de Sudán del Sur sobre la paz (Interstate
Governors’ Strategic Intervention Conference for Peace), y que llevó por
título “La paz dentro y fuera de las fronteras”. La Conferencia, que
tuvo lugar en Yambio del 27 al 30 de noviembre, fue organizada por el
Joint Monitoring and Evaluation Committee (comité conjunto de vigilancia
y evaluación JMEC), en colaboración con el Interfaith Council for Peace
Initiative, organismo del que forma parte la Iglesia católica y las
principales organizaciones religiosas de Sudán del Sur para promover la
paz. El JMEC es responsable de la vigilancia y
la supervisión del acuerdo de paz para Sudán del Sur (Agreement on the
Resolution of the Conflict in the Republic of South Sudan, ARCSS)
firmado en 2015 bajo el auspicio del IGAD (comunidad económica y
política formada por Yibuti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del
Sur, Sudán y Uganda).
Pese al acuerdo de paz, la guerra civil en Sudán del Sur continua. Como
dice monseñor Kussala, Sudán del Sur es “una tierra bendecida por sus
recursos naturales. Dios y la naturaleza nos han dado suficiente como
para hacernos ricos y prósperos a todos. Pero, a pesar de estas
bendiciones, tenemos un pasado doloroso”, continua monseñor Kussala.
Sudán del Sur nació en el 2011 tras décadas de guerra civil contra el
régimen sudanés. Después de la separación de Jartum, en 2013 estalló el
conflicto civil entre el presidente Salva Kiir y el ex vice presidente
Riek Machar, un conflicto que ha provocado decenas de miles de muertos,
millones de desplazados internos y refugiados en otros países. El
conflicto pronto adoptó tintes étnicos, un hecho que monseñor Kussala
explicó también a la luz de las rápidas transformaciones globales: “Dada
la incertidumbre en el mundo de hoy y los cambios tan rápidos, existe
la tentación de forjar identidades, especialmente tribales,
que dan un sentido de certeza, que son como una protección contra el
cambio”.
Por ello, según el obispo, es necesario fijarse en los jóvenes, darles
una mejor educación y una formación profesional de calidad. Hace falta
además que los Estados de la Federación Sud-sudanesa creen proyectos
comunes a nivel económico e iniciativas de paz transfronterizas:
“Invertir en la esperanza, invertir en la paz. La paz es posible porque
es el único camino”, concluyó monseñor Kussala.