Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 16/01/2018) - Hubo más de 50.000 casos de cólera en 2017 en
la República Democrática del Congo. Solo entre el 25 de noviembre y el
28 de diciembre de 2017, en la capital, Kinshasa, se registraron 133
nuevas infecciones. 12 personas murieron.
Con las inundaciones de principios de año en Kinshasa, el Ministro de
Sanidad, Oly Ilunga, teme lo peor: “El cólera es una enfermedad
relacionada con el agua, por lo que en una situación de inundación como
la que estamos padeciendo, corremos un alto riesgo de propagación”.
Didier Bompangue, coordinador del Programa Nacional para la eliminación
del cólera y la lucha contra otras enfermedades diarreicas (PNECHOL-MD),
dice que la propagación del cólera se produce por la suma de una serie
de factores causales:
- el calentamiento global, causante de muchas epidemias en varios países del mundo;
- el hecho de que el cólera se ha convertido en endémico en la República Democrática del Congo desde 1994;
- la sucesión de epidemias no suficientemente controladas y, por tanto, no erradicadas completamente;
- la urbanización anarquica en ciudades como Kinshasa.
De los 35 centros de salud en Kinshasa, 14 ya informaron de casos de
infección. Se han establecido dos unidades de tratamiento para tratar a
los pacientes afectados, incluida la de Camp Luka, en el municipio de
Ngaliema, abierta el 8 de enero. Con respecto a las medidas que se
adoptarán para contrarrestar la propagación de la epidemia, el
PNECHOL-MD lleva a cabo su labor, pero su coordinador reconoce que se
necesita más ayuda. “El sistema sanitario se ocupa solo una pequeña
parte del problema. El problema del cólera es un problema transversal.
Es realmente hora de que la REGIDESO (la sociedad responsable de la
distribución de agua potable), la higiene civil y las fuerzas económicas
se unan para enfrentar este desafío”.
François Mbutshitshi, jefe del Programa de Emergencia y Protección
Social de Cáritas, explica la implicación de la Iglesia Católica en
Kinshasa: “Participamos en las reflexiones con otros socios para saber
cómo dar una respuesta. Por ejemplo, hablamos de añadir cloro al agua
para purificarla, es también necesario desinfectar el ambiente afectado
por la epidemia, las personas infectadas deben de ser identificadas y el
servicio médico debe atender a los pacientes ya afectados. Este es el
trabajo realizado por los voluntarios de Cáritas Kinshasa. El
coordinador del PNECHOL-MD se muestra optimista ante la perspectiva de
erradicar la epidemia porque, concluye, “sabemos exactamente lo que
debemos hacer”.