viernes, 12 de enero de 2018

El jesuita Fernando Montes: la estrategia de tensión que oscurece la “cuestión Mapuche”

Santiago de CHILE (Agencia Fides, 12/01/2018) - Los episodios de violencia registrados en los últimos años y relacionados con la “cuestión Mapuche”, incluidos los incendios de iglesias católicas y evangélicas, tienen el efecto de sabotear toda asunción seria de responsabilidad ante los problemas planteados por los pueblos indígenas: “Existe el peligro que toda la atención de los chilenos se centre en esos hechos de violencia y no en la situación de injusticia y violación de derechos que vienen desde antiguo y permanece hasta nuestros días”. Así plantea esta alarma el jesuita chileno Fernando Montes Matte, ex rector de la Universidad Alberto Hurtado. El padre Montes con sus 78 años es una figura presente en el debate público chileno, dirigió la Universidad Jesuita de Chile desde 1999 - año de su fundación - hasta el 2016. Y a principios de los años sesenta del siglo pasado fue compañero de estudios de Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco.

Violencia y empresas forestales

En Chile se discute mucho sobre la naturaleza de los actos de violencia llevados a cabo con reivindicaciones que hacen referencia a la causa Mapuche. Algunos se preguntan si pueden leerse como actos de terrorismo o si son gestos aislados de delincuencia. Las autoridades judiciales han abierto varios juicios al respecto. “Es verdaderamente lamentable” declara padre Montes a la Agencia Fides “que se centre la atención en las medidas de represión que deben tomarse, en la presencia policial más que en el problemas de fondo que subyace a estos actos aislados y ciertamente lamentables. Es un hecho – continúa el jesuita -, que la violencia proviene de grupos muy minoritarios y no puede atribuirse al pueblo mapuche como tal. Claro es importante oponerse a la violencia, pero es clave que no distraiga la atención de aquello que debería ocuparnos con prioridad: la pobreza extrema del lugar, los derechos conculcados de los pueblos originales y las faltas de respeto a su cultura”.

En años recientes – hace notar el padre Montes en su conversación con la Agencia Fides - se implantaron en el lugar grandes empresas forestales que por el tipo de plantaciones realizadas han afectado gravemente la ecología. Se podría decir que en gran parte la violencia se ha ejercido contra esas empresas forestales”.

Ante esta situación, según el ex rector de la Universidad jesuita la iglesia también puede contribuir a poner en el primer plano la situación del pueblo mapuche, tomando en serio las peticiones de recuperación de al menos una parte importante de sus tierras y el desarrollo social y económico de toda la zona. “Si se quiere incorporar de verdad al pueblo mapuche en Chile” señala el jesuita chileno “es indispensable también que adquieran niveles de participación aceptable en la conducción del conjunto del país”. Es necesario “defender a las víctimas de los actos de violencia” sin olvidar que también son víctimas “aquellos que fueron atropellados en sus derechos”. Los cristianos pueden contribuir a incrementar una mirada que tenga en cuenta todos los factores en juego en la cuestión Mapuche, de modo que se favorezca “una relación justa, fraternal y pacífica con el conjunto del pueblo original de esa zona”.

Los jesuitas, la iglesia y la cuestión mapuche

Cuando el Papa Francisco, en su breve paso por Chile, ha elegido la ciudad de Temuco entre sus metas, situada en el territorio ancestral del pueblo mapuche, “todos hemos comprendido” recuerda el padre Fernando Montes “que tal elección expresaba el interés del Papa por los problemas que actualmente existen con el pueblo originario de nuestro país”. Según el jesuita chileno, el Papa “tiene una palabra importante que decirnos al respecto. Podría ayudarnos a pedir perdón, con humildad, en aquello que hayamos sido nosotros responsables. Su presencia debe ayudarnos a no desviar nuestra atención del problema de fondo”.

Los jesuitas tienen hoy una comunidad inserta en el corazón del territorio mapuche. Y el vínculo entre los hijos espirituales de san Ignacio y la historia de los Mapuche tiene raíces profundas.

“Los Mapuche” recuerda el padre Montes “habían sido capaces de resistir al imperio Inca. Y con los españoles realizaron una resistencia implacable. El descubridor español de Chile tuvo que abandonar la empresa y regresar a Perú. Cuando los conquistadores regresaron, los mapuches mataron al primer gobernador y a uno de sus sucesores. Luego, los jesuitas aprendieron el idioma de los mapuches y fueron a hablar con el rey de España para convencerlo de que no se podía imponer la fe por la fuerza y pedirle que pusiera fin a la guerra ofensiva contra ese pueblo”. La Compañía de Jesús ya en 1620, durante su congregación provincial general, llamó la atención sobre la necesidad de poner fin al trabajo esclavizado y favorecer otras condiciones. “Se trataba - recuerda el ex rector de la Universidad Alberto Hurtado -, de un documento social de primera categoría. Y atestiguaba una conquista realizada de forma vergonzosa”.