jueves, 4 de enero de 2018

Primer Ángelus del 2018 en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios

CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.mx - 4 de enero de 2018).- A las 12.00 horas del Lunes 1° de enero, desde la ventana de su estudio, el Papa FRANCISCO rezó el Ángelus en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.


Texto de Ángelus en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios traducido del original italiano por http://catolicidad.blogspot.mx:


SOLEMNIDAD DE MARÍA SANTISIMA MADRE DE DIOS
 
LI JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ


 PAPA FRANCISCO


ÁNGELUS


Plaza de San Pedro
Lunes 1° de enero de 2018


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


En la primera página del calendario del nuevo año que el Señor nos dona, la Iglesia pone, como una estupenda miniatura, la Solemnidad litúrgica de María Santísima Madre de Dios. En este primer día del año solar, fijamos la mirada sobre ella, para retomar, bajo su materna protección, el camino a lo largo de los senderos del tiempo.



El Evangelio de hoy (cfr Lc 2,16-21) nos reconduce a la gruta de Belén. Los pastores llegaron rápidamente y encontraron a María, José y al niño, y refirieron el anuncio dado por los ángeles, de que aquel recién Nacido era el Salvador. Todos se maravillan, mientras «María, por su parte, custudiaba todas estas cosas meditanto en su corazón» (v. 19). La Virgen nos hace comprender cómo debe acogerse el evento de la Navidad: no superficialmente, sino en el corazón”. Nos indicael verdadero modo de recibir el don de Dios: conservarlo en el corazón y meditarlo. Y una invitación dirigida a cada uno de nosotros a rezar
contemplando y gustando este don que es Jesús mismo.



Es mediante María que el Hijo de Dios asume la corporeidad. Pero la maternidad de María no se reduce a esto: gracias a su fe, Ella es también la primera discípula de Jesús y esto “dilata” su maternidad. Será la fe de María la que proveca en Canan el primer “signo” milagroso, que contribuye a suscitar la fe de los discípulos. Con la misma fe, María está presente a los pies de la cruz y recibe como hijo al apóstol Juan; y finalmente, después de la Resurrección, se convierte en madre orante de la Iglesia sobre la cual desciende el poder del Espíritu Santo en el día de Pentecostés.



Como madre, María desempeña una función muy especial: se pone entre su Hijo Jesús y los ombres en la realidad de sus privaciones, en la realidad de su indigencia y sufrimiento. María intercede, como en Canan, consciente de que como madre puede, de hecho, debe hacer presente al Hijo las necesidades de los humanos, especialmente de los más débiles y desfavorecidos. Y a estas personas está dedicado el tema de la Jornada Mundial de la Paz que hoy celebramos: “Migrantes y refugiados: Hombres y mujeres en busca de paz”, así es el lema de esta Jornada. Deseo, ahora una vez, hacerme voz de estos nuestros hermanos y hermanas que invocan para su futuro un horizonte de paz. Para esta paz, que es derecho de todos, muchos de ellos están dispuestos a arriesgar la vida en un viaje que en gran parte de los casos es largo y peligroso; están dispuestos a afrontar fatigas y sufrimiento (cfr Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2018, 1).



Por favor, no apaguen la esperanza en sus corazones; ¡no sofoquemos nuestras espectativas de paz! Es importante que de parte de todos, instituciones civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, hay compromiso para asegurar a los refugiados, a los migrantes, a todos un futuro de paz. Nos conceda el Señor operar en este nuevo año con generosidad, con generosidad, para realizar un mundo más solidario y acogedor. Los invito a rezar por esto, mientras junto con vosotros pido a María, Madre de Dios y Madre nuestra, el 2018 apenas iniciado. Los viejos monjes rusos, místicos, decían que en tiempo de turbulencias espirituales era necesario esconderse bajo el manto de la Santa Madre de Dios. Pensando en tantas turbulencias de hoy, y sobretodo para los migrantes y refugiados, recemos como nos han enseñado a rezar: «Bajo tu protección pedimos refugio, Santa Madre de Dios: no desprecies las súplicas de nosotros que estamos en la prueba, sino líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita». 







Después del Ángelus



Queridos hermanos y hermanas,



en el umbral del 2018, dirijo a todos mi cordial deseo de todo bien para el nuevo año, ¡a todos vosotros!



Deseo agradecer al Presidente de la República Italiana por los deseos que me ha dirigido la tarde ayer en su Mensaje de fin de año y que agradezco de corazón,  auspicando para el pueblo italiano un año de serenidad y de paz, iluminado por la constante bendición de Dios.



Expreso mi aprecio por las múltiples iniciativas de oración y de acción por la paz, organizada en todas partes del mundo en ocasión dela Jornada Mundial de la Paz que hoy se celebra. Pienso en particular, en la Marcha nacional que tuvo lugar la noche de ayer en Sotto il Monte, promovida por la CEI, Caritas Italiana, Pax Christi y Acción Católica. Y saludo a los participantes en la manifestación “Paz en toda la tierra”, promovida en Roma y en múltiples Países de la Comunidad de San Egidio. Queridos amigos, los animo a llevar con alegría vuestro empeño de solidaridad, especialmente en las periferias de la ciudad, para favorecer la convivencia pacífica.



Dirijo mi saludo a vosotros, queridos peregrinos aquí presentes, en particualr a los procedentes de New York, a la banda musical proveniente de California y al grupo de la “Pro Loco” de Massalengo.



A todos renuevo el deseo de un año de paz en la gracia del Señor y con la protecció materna de María, la Santa Madre de Dios. Bue año, buen almuerzo, y no se olviden de rezar por mí. ¡Adiós!


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