lunes, 14 de mayo de 2018

La iglesia en África vive y trabaja por la salvación de cada hombre, con el anuncio de la Buena Nueva

Kara, TOGO (Agencia Fides, 14/05/2018) - “La fe cristiana y el pan-africanismo no son dos realidades incompatibles”, dice a la Agencia Fides el teólogo africano p. Donald Zagore, señalando que la mayor parte de aquellos que se adhieren incondicionalmente a los movimientos pan-africanos muestran una hostilidad radical hacia la religión cristiana. Según los pan-africanistas, “el cristianismo sigue siendo en su interior una religión occidental y colonial”.

El teólogo recuerda: “Una de las observaciones más críticas es la conocida frase del primer presidente keniata Jomo Kenyatta el cual sostenía que ‘los misioneros, a su llegada al continente, tenían en sus manos la Biblia mientras nosotros en las nuestras teníamos nuestras tierras: Luego nos pidieron que cerrásemos los ojos para rezar. Al reabrir los ojos, nosotros teníamos su Biblia y ellos nuestras tierras. Esta es la razón por la cual un defensor ferviente de los valores africanos, dice Kenyatta, no puede de ninguna manera ser un seguidor y cómplice de una religión mortal como el cristianismo”.

“Para ellos ser africanos y ser cristianos sería una traición”, continúa Zagore. “¿Debemos generalizar acusando a toda la Iglesia de ser cómplice del genocidio cultural, intelectual y humanitario de África?”, se pregunta el teólogo, ofreciendo una respuesta: “La Iglesia en su esencia no fue creada para ser una ramificación religiosa de la colonización en África. Vive y trabaja para la promoción, la liberación y la salvación de cada hombre a través del anuncio incondicional de las Buena Nueva de la salvación. Estas son las únicas razones por las cuales la Iglesia ha caminado en suelo africano.

Estos valores se han materializado mediante acciones concretas en la historia del continente. Los trabajadores pastorales siempre han trabajado a pesar de los obstáculos climáticos, lingüísticos y culturales para dar a las estructuras sociales africanas los instrumentos que favorecen el desarrollo y la emancipación de sus habitantes, el más preciado de todos sigue siendo la escuela”.

“La Iglesia, de hecho, - continúa- ha invertido en la enseñanza que ofrece los rudimentos necesarios de conocimiento sólido para la formación de una intelectualidad africana. Es este conocimiento llevado al pueblo africano lo que los ha llevado a desafiar e incluso a liberarse del yugo colonial, especialmente en la década de 1960. No debe olvidarse que muchos pioneros y precursores del pan-africanismo han surgido de las escuelas cristianas. De ellas sacaron la fuerza y las herramientas necesarias para afirmar su lucha contra el colonialismo en todas sus formas”.

El p. Zagore concluye: “La iglesia continúa a trabajar de modo que el hombre africano, sea en primer lugar consciente de su valor y de su dignidad. El cristianismo y el pan-africanismo no son en absoluto antitéticos, especialmente cuando hacen que la liberación del ser humano en general y de África en particular sea su razón de ser”.