Mamfe, CAMERÚN (Agencia Fides, 24/11/2018) – “Invito a todos los cristianos de la diócesis de
Mamfe, en particular a los cristianos de la parroquia de Kembong, a
mantener la calma y estar unidos en la oración. Las fuerzas del mal
arremeten contra la Iglesia de Dios, pero como cristianos creemos en la
promesa de Cristo de que 'las puertas del infierno nunca prevalecerán
contra ella'.(Mt.16:18). Al mismo tiempo, debemos permanecer vigilantes,
porque el diablo vaga como un león rugiente buscando a quien devorar.
Resistidle firmes en la fe (1 Pedro 5: 8-9)”.
Con estas palabras el
obispo de Mamfe, mons. Andrew Nkea se ha dirigido a toda la población
después del asesinato del padre Cosmas Omboto Ondari, un misionero
keniata de la Sociedad Misionera de San José de Mill Hill, quien fue
asesinado el 21 de noviembre en Kembong, a pocos kilómetros de Memfe. En el llamamiento recibido en la Agencia
Fides, el obispo relata: “Fui a visitar la parroquia de
Kembong el jueves 22 de noviembre y conté 21 agujeros de balas en el
edificio donde el sacerdote, el catequista y muchos cristianos
realizaban varias actividades de la misión. La sangre del sacerdote
asesinado todavía era visible en la puerta a la entrada de la Iglesia”.
“Padre Cosmas murió en la casa de Dios y nuestra oración es para que el
Dios al que ha servido tan bien lo reciba en su Reino eterno. Mientras
lloramos junto con toda la familia de los misioneros de Mill Hill y la
familia biológica del padre Ondari, estamos seguros de que nuestro
hermano murió haciendo lo aquello por lo que había ofrecido su vida”,
agrega.
En su llamamiento, el Obispo insiste en la esperanza de que estos
crímenes cesen en la diócesis y en las regiones de habla inglesa de
Camerún. “El valor de la vida humana está disminuyendo y se destruye por
motivos insignificantes, incluso por las más fútiles razones. Todo esto
debe detenerse y debemos exhortar a todos los involucrados en el
asesinato de civiles inocentes a que detengan estos actos inhumanos y
monstruosos. Pido a la policía que lleve a cabo una investigación
exhaustiva sobre este atroz crimen cometido contra un misionero inocente
y pacifista y que lleve a los culpables ante la justicia. Esta es la
única manera en que los que han sido heridos puedan ser verdaderamente
consolados, y la paz puede regresar a nuestra tierra”.
En Mamfe, desde diciembre de 2017 los fieles rezan por la paz al final
de cada misa. Mons. Nkea ha invitado a los cristianos a intensificar sus
oraciones, sobre todo en estos momentos para que “florezca la justicia y
abunde la paz”.