CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va
- 15 de mayo de 2020).- A las 11.30 horas de esta mañana, en directo desde la Sala "Juan
Pablo II" de la Oficina de Prensa de la Santa Sede,ha tenido lugar la
conferencia de presentación del Mensaje del Santo Padre FRANCISCO para
la 106ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que se celebrará
el domingo 27 de septiembre de 2020 y cuyo tema es: "Como Jesucristo,
obligados a huir". Acoger, proteger, promover e integrar a los
desplazados internos". Durante el acto se ha presentado el primer video
de la campaña de preparación para la Jornada Mundial del Migrante y el
Refugiado. Han intervenido S.E. el cardenal Michael Czerny, S.I.,
Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio
para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Padre Fabio Baggio,
C.S., Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del mismo
dicasterio, la Dra. Amaya Valcárcel, Coordinadora Internacional de advocacy
del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), Oficina Internacional de Roma,
y el Padre Joseph Cassar S.I., Director del JRS Irak en conexión desde
Erbil.
Siguen las intervenciones.
S.E. el Cardenal Michael Czerny, S.I.
Cuidar de las personas más vulnerables
La Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado de 2020 se celebrará
el domingo 27 de septiembre. La tradición se remonta a 1915 durante la
gran conmoción causada por la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Recordemos también, en estos días de coronavirus, que pronto el contexto
fue también la Gripe Española (1918-1919).
Por lo tanto, en esta 106ª ocasión el Papa FRANCISCO nos da su
séptimo mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado.
Tres de sus mensajes hasta la fecha se han centrado en nuestros hermanos
y hermanas desplazados. Después de "Emigrantes y refugiados: Hacia un
mundo mejor" (2014) y "Emigrantes, menores de edad, vulnerables y sin
voz" (2017), el de este año "Como Jesucristo, obligados a huir" (2020)
se centra en la atención pastoral de los desplazados internos, que en
todo el mundo ascienden actualmente a unos 50,8 millones, 45,7 millones
como consecuencia de conflictos y violencia, y 5,1 millones como
consecuencia de catástrofes. (1)
Los otros cuatro mensajes son más bien espejos para reflejar nuestra
respuesta como cristianos para que la "Iglesia sin fronteras [sea] una
madre para todos" (2015). Seamos, fundamentalmente, agentes de
misericordia, dice "Emigrantes y refugiados nos interpelan. La respuesta
del Evangelio de la Misericordia" (2016). Que todos -los cristianos y
todos los creyentes, ciudadanos y grupos y autoridades- actúen de manera
completa e integral cuando se trata de Acoger, proteger, promover e
integrar a los emigrantes y refugiados" (2018). ¿Y qué hay de nuestros
corazones y nuestro espíritu? Declarando que "No se trata sólo de
migrantes" (2019), el Papa FRANCISCO avanza en seis pasos desde los
rincones oscuros como nuestro temor hasta una visión brillante de la
construcción de la Ciudad de Dios y la ciudad humana, también, nuestro
hogar común.
Estos mensajes, inscritos en más de un siglo de tradición, enriquecen
el magisterio del Papa FRANCISCO en relación con las personas más
vulnerables de cada sociedad: los descartados, los olvidados, los
apartados. En este caso, los desplazados internos -abandonando su hogar y
su entorno familiar, viven desarraigados dentro de su propio
Estado-nación, entre compatriotas que pueden sentir aversión por ellos y
ofenderlos- ciudadanos "sobre el papel", no encajan aunque tienen mucho
que ofrecer; sus necesidades requieren atención y son responsabilidad
nuestra pero todos los demás tienen otras prioridades.
Ahora el Padre Fabio explicará cómo, durante el próximo semestre,
"Como Jesucristo, obligados a huir" se elaborará en seis pasos en
relación con "un drama a menudo invisible, que la crisis mundial causada
por la pandemia del COVID-19 ha agravado".
(1)https://www.internal-displacement.org/global-report/grid2020/
Intervención del Padre Fabio Baggio, C.S.
El mensaje de la 106º Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado
tiene como título "Como Jesucristo, obligados a huir" y como subtítulo
"Acoger proteger, promover e integrar a los desplazados internos". El
Papa Francisco ha querido expresar así su particular preocupación por el
drama de las personas desplazadas internamente.
El mensaje parte de la experiencia de Jesucristo desplazado y
refugiado junto con sus padres, un icono que se utiliza a menudo en el
magisterio universal para reafirmar la importancia de la razón
cristológica de la acogida cristiana.
La reflexión del Santo Padre continúa luego con una nueva
articulación de
los 4 verbos con los que el Papa FRANCISCO ha querido
sintetizar la pastoral de la migración: acoger, proteger, promover e
integrar. Esta articulación se estructura en seis pares de verbos unidos
por una relación causal: conocer para comprender, hacerse prójimo para
servir, escuchar para reconciliarse, compartir para crecer, involucrar
para promover y colaborar para construir.
Refiriéndose a la experiencia de los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,
15-16), el Santo Padre presenta el primer par - conocer para comprender -
, dejando claro que los desplazados internos no son números, sino
personas. Sólo conociendo sus historias podremos entender su drama y sus
necesidades.
Siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano (cf. Lc 24:15-16), el Papa
FFRANCISCO nos invita a hacernos prójimos para servir, superando los
miedos y prejuicios que nos alejan de los desplazados internos y nos
impiden "hacernos prójimos" de cada uno de ellos.
Mirando el ejemplo de Dios Padre que responde al gemido de la
humanidad entregando a su Hijo para la salvación del mundo (cf. Jn
3:16-17), el Santo Padre invita a todos a adoptar una actitud de escucha
humilde. Esta escucha es necesaria para lograr una verdadera
reconciliación, capaz de sanar los conflictos que han causado la
migración forzada de tantos desplazados internos.
En cuanto al par compartir para crecer, el Papa FRANCISCO recuerda el
ejemplo de la primera comunidad cristiana (cf. Hechos 4:32), que ponía
todo en común. Los recursos del mundo son patrimonio de todos los seres
humanos y debemos aprender a compartirlos de manera más equitativa, de
modo que nadie -prófugo o desplazado, migrante o refugiado- quede
excluido.
El episodio del diálogo de Jesús con la mujer samaritana (cf. Jn
4:1-30) inspira al Santo Padre para explicar el quinto par de verbos:
involucrar para promover. La verdadera promoción humana pasa por el
empoderamiento y la participación directa de las personas desplazadas en
su redención.
Colaborar en la construcción del Reino de Dios es un compromiso común
a todos los cristianos, y debemos hacerlo "unidos en una misma
mentalidad y un mismo juicio”(1 Cor 1:10), como recomendaba San Pablo a
la comunidad de Corinto. Para actuar en favor de los desplazados
internos también es necesario trabajar juntos para construir un futuro
mejor para todos.
En su mensaje el Santo Padre ha querido ofrecernos varios puntos de
reflexión para ayudarnos a contextualizar sus recomendaciones en el
escenario de crisis en el que nos encontramos por la pandemia de
COVID-19. El Papa Francisco nos invita a entender nuestra precariedad de
estos días como una condición constante en la vida de las personas
desplazadas. Nos anima a dejarnos inspirar por los médicos y enfermeras
que en los últimos meses se han arriesgado para salvarnos. El Santo
Padre recomienda que aprovechemos el silencio de nuestras calles para
escuchar mejor el grito de los más vulnerables y de nuestro planeta. Nos
empuja a compartir más, recordándonos que nadie se salva solo. El Papa
Francisco nos recuerda que sólo con la contribución de todo, incluso de
lo más pequeño, es posible superar la crisis. El Santo Padre reitera que
hoy en día no podemos permitirnos ser egoístas, porque nos enfrentamos a
un desafío común, que no conoce ninguna diferencia.
Me gustaría concluir mi aportación con un extracto de la hermosa
oración final que el Santo Padre, mirando el icono de la Sagrada Familia
en el exilio, nos ha querido regalar:
Padre, Tú encomendaste a san José lo más valioso que tenías: el
Niño Jesús y su madre, para protegerlos de los peligros y de las
amenazas de los malvados [...]
Da a quienes los acogen un poco de la ternura de este padre justo y
sabio, que amó a Jesús como un verdadero hijo y sostuvo a María a lo
largo del camino.
Dra. Amaya Valcárcel
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) es una organización católica
internacional presente en 56 países. Su misión es acompañar, servir y
defender los derechos de los migrantes forzosos, entre estos a los
desplazados internos (IDP). Trabaja con poblaciones desplazadas internas
en 14 países. Acompañamos a los desplazados internos a través de
programas y defendemos leyes y políticas nacionales que permitan la
protección de los derechos de las personas desplazadas y promuevan
soluciones duraderas. De los 80.1 millones de personas desplazadas
forzosamente en el mundo, 50.8 millones son desplazadas internas, es
decir, obligadas a huir de sus hogares pero permaneciendo en sus propios
países.
Los IDP se enfrentan a retos similares a los de los refugiados:
violaciones de derechos humanos, soledad y aislamiento, dificultades
para acceder a alimentos, vivienda o educación. Si bien las autoridades
nacionales son las principales responsables de su protección, los
desplazados internos suelen tener dificultades para acceder a los
servicios más básicos y a los derechos humanos, corriendo el riesgo de
ser inadvertidos y totalmente olvidados.
Para una organización de la iglesia como el Servicio Jesuita a
Refugiados, es clave que el Santo Padre nos invite a través de su
mensaje anual a conocer mejor y a comprender las aspiraciones y temores
de los desplazados internos.
El JRS trabaja en diversos contextos de desplazamiento interno dando
respuestas distintas según las necesidades de la población desplazada:
La guerra en Siria
Más de 6.5 millones de personas han huido de sus hogares en el
interior de Siria desde el inicio de la guerra, ya en su décimo año
desde marzo.
El JRS Siria se fundó en 2008 para atender al creciente número de
refugiados iraquíes. Cuando estalló la guerra civil en 2011, el JRS
Siria comenzó a servir a los desplazados internos sirios, ofreciéndoles
atención sanitaria, educación, protección infantil, capacitación en
medios de subsistencia y ayuda de emergencia en áreas donde apenas no
había presencia humanitaria. Solo en Alepo, el JRS proporcionaba una
media de 18.000 comidas diarias.
Hoy, la acumulación de dolor se une a una gran pobreza y al Covid-19.
El 80% de los sirios vive bajo el umbral de la pobreza. Al margen de
las justificaciones políticas, ¿las sanciones internacionales no están
tieniendo un impacto en la población más pobre? Esta es la situación que
viven todos los sirios, pero para los desplazados internos la vida es
aún más difícil. Deben pagar el alquiler, muchas veces no tienen agua
corriente ni electricidad.
Durante la pandemia, nuestro ambulatorio sigue funcionando pero la
educación que ofrecemos a los niños sirios es a través de grupos de
Facebook y Whatsapp. Estamos distribuyendo kits de higiene y cestas de
comidas entre familias vulnerables. Hace unos días, nuestros compañeros
en la ciudad de Homs nos contaban que están empezando a ver en muchos
rostros de personas desplazadas, tanto de niños como de adultos, las
marcas de la desnutrición en los ojos. Nuestros equipos en Siria nos
están alertando ya de la situación de hambre que padece la población.
Conflicto étnico-político en Myanmar
En Myanmar existen hoy más de 450,000 IDPs por causa del conflicto de
carácter étnico. Más recientemente, entre enero y abril de 2020, hubo
86 enfrentamientos entre el ejército de Myanmar y grupos étnicos
armados, especialmente en los estados de Rakhine y Chin, causando el
desplazamiento de unas 16.000 personas. Muchas organizaciones y la
Iglesia Católica pidieron el cese al fuego durante este tiempo de
pandemia.
En la presente coyuntura, los desplazados internos tienen más riesgo
de contraer el virus ya que viven en situaciones de hacinamiento con
acceso limitado a agua y donde la atención sanitaria es muy precaria. En
el estado de Kachin, donde JRS está presente y donde viven 100.000
desplazados, unos 3.700 han vuelto a sus pueblos de origen o a otras
localidades temporales por temor al contagio en los campos de
desplazados. Pero este movimiento no está exento de riesgo pues hay
minas antipersona por todo el territorio.
El gobierno y los grupos armados deberían de garantizar una zona de
seguridad para aquellos que han de buscar comida fuera del campo, y para
que puedan tener aceso al menos a las necesidades más básicas.
Asimismo, los líderes deberían escuchar la voz de los más marginados de
la sociedad, entre ellos los desplazados internos, y darles más
participación en las tomas de decisión para construir con ellos
soluciones sostenibles.
La crisis humanitaria en Venezuela y el conflicto en Colombia
En el interior de Venezuela es difícil saber cuántos desplazados
internos hay debido a la falta de información. El país experimenta una
crisis social, política y económica desde 2014, que ha causado la salida
de casi el 15 por ciento de su población resultando el mayor éxodo de
la historia reciente de América Latina: más de 4.9 millones de personas a
marzo de 2020. Allá trabajamos en red con la iglesia local apoyando el
acceso de los desplazados internos a alimentos, vivienda y ayudas para
que niñas y niños permanezcan en la escuela a pesar del acceso limitado a
los productos básicos. También estamos ayudando a los venezolanos en
los países vecinos, incluído Colombia.
Allí, el largo conflicto entre el gobierno colombiano y los grupos
guerrilleros han dejado más de 5.5 millones de personas desplazadas.
Colombia asimila también la presencia de 1.8 millones de venezolanos que
han huido de la situación en su país. Comenzamos a trabajar en Colombia
en 1995, ofreciendo servicios a los IDP, y hoy muchos son ya
desplazados crónicos intra-urbanos pues han vivido dos, tres y hasta
cuatro desplazamientos debido a la presencia de actores armados y bandas
criminales en las ciudades. Realizamos una estrategia que combina la
promoción de la integración política y económica, el empoderamiento
social y la reconciliación, todo ello con vistas a promover soluciones
duraderas.
El Covid-19 afecta de forma desproporcionada a los desplazados
internos pues se refleja en la pérdida de ingresos, restricciones de
movimiento, acceso reducido a mercados y tierras y el aumento general
del coste de vida.
El conflicto en la República Democrática del Congo
En la República Democrática del Congo, probablemente uno de los
conflictos más olvidados del mundo, hoy existen 5.5 millones de
desplazados internos. La violencia que asola al país desde los inicios
de los años 90 es causada en gran parte por el acceso a recursos
minerales como el coltán o el oro. Solamente en 2019, hubo 1.6 millones
de nuevos desplazos, especialmente en las ricas zonas del Kivu, en el
este del país.
La inestabilidad crónica y la naturaleza cíclica del desplazamiento
han dejado a los IDP extremadamente vulnerables e incapaces de lograr
soluciones sostenibles. Los IDP deberían estar incluidos en los planes
nacionales para combatir el Covid-19, incluidos el acceso a la
información, tests y tratamientos. Los gobiernos y las comunidades
locales han de garantizar que no se deje atrás a los desplazados
internos en las respuestas al Covid-19, incluido el reforzamiento de los
sistemas de salud.
Nuestra esperanza es que la resolución a la crisis política en el
país pueda conllevar también una reducción en el conflicto, la violencia
y el desplazamiento.
Mensaje del Papa FRANCISCO para la JMMR 2020
Cuando preguntamos a los IDP qué mensajes quieren que expresemos al
mundo siempre nos piden que visibilicemos su situación para que la ayuda
humanitaria se active y para que se conozcan y resuelvan las
injusticias y arbitrariedades que viven como consecuencia de su
aislamiento. La crisis social y económica producida por el COVID-19
puede resultar en una mayor invisibilidad y restricción de acceso a las
poblaciones desplazadas.
El Papa FRANCISCO es el mejor abogado de los desplazados y los
refugiados. A través de su mensaje anual, todos nosotros podemos conocer
más de cerca la realidad de los desplazados internos.
Nos unimos a su mensaje y a su llamamiento para un cese al fuego
global, realizado el pasado mes de abril, pues creemos que la paz es la
única solución para que termine el desplazamiento forzoso de personas.
Agradecemos profundamente al Santo Padre que una vez más haya puesto
en el centro a las personas que están en la periferia de nuestro mundo.
Padre Joseph Cassar, S.I.
Desde mi punto de vista, me complace que el Papa FRANCISCO se haya
centrado en los desplazados internos o IDPs en el mensaje de este año
para conmemorar la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado en
septiembre. Y esto se debe a que pone en primer plano de la
concienciación pastoral a los desplazados internos, cuyo número asciende
a decenas de millones.
El trabajo del Servicio Jesuita a Refugiados en Irak me pone en
contacto regularmente con personas desplazadas internamente que llevan
así ya seis años. Una palabra que escucho repetidamente de los
desplazados internos es "olvidado". Alrededor de seis millones de
personas fueron desplazadas en Irak después de que el autoproclamado
Estado Islámico (ISIS, ISIL, o IS) se apoderara de grandes partes de
Irak -y de Siria- en 2014. Casi seis años después, sigue habiendo cerca
de 1.400.000 desplazados internos en Irak. [1] Se trataría de una ciudad
considerable, bajo cualquier estándar. Sin embargo, el hecho de que las
personas desplazadas internamente son desplazadas, y lo son en su
propio país, también significa que tienden a ser pasadas por alto.
La gobernación de Duhok de la región del Kurdistán de Irak alberga
poco menos de 320.000 desplazados internos. La gran mayoría son Ezidi
(también Yazidi/Yezidi) sobrevivientes del genocidio de agosto de 2014
en el distrito de Sinjar de la gobernación de Ninewa en Iraq. Los
niveles de trauma son altos. Alrededor del 50% de los desplazados
internos sigue viviendo en uno de los 17 campos de desplazados internos
de la gobernación. Entre los que viven fuera del campo miles de familias
viven en asentamientos improvisados o en edificios sin terminar, en
todo caso, en refugios críticos que agravan los problemas que la gente
tiene que enfrentar día tras día.
El desplazamiento prolongado, sumado a las limitadas perspectivas de
retorno a corto y medio plazo, pasa factura a la vida de las personas.
Entre los jóvenes especialmente, la sensación de "no tener futuro"
contribuye a una mayor incidencia de suicidios.
Otro aspecto muy importante de la misión del JRS se encuentra entre
las poblaciones que han regresado recientemente a las llanuras de Nínive
de Irak, principalmente aunque no exclusivamente cristianos. Aunque los
que regresan no se cuentan entre los desplazados es difícil subestimar
el impacto del desplazamiento en la vida de cientos de miles de personas
que han regresado recientemente. Más de dos años y medio después de la
primera gran oleada de regresos a las llanuras de Nínive, esa dura
experiencia sigue muy viva en su memoria, y sus secuelas pueden sentirse
en su vida cotidiana, especialmente en el caso de los más vulnerables,
para quienes el retorno se experimenta casi como otro episodio de
desplazamiento.
Entre los desplazados, los que han regresado recientemente, las
comunidades de acogida y todas las personas de buena voluntad, el deseo
de paz no podría ser más fuerte. En el Irak, el desplazamiento dura ya
por lo menos cuarenta años. Las causas son numerosas y no hay soluciones
fáciles. He conocido a muchas personas y familias que han sido
desplazadas cinco, siete, nueve veces en las últimas tres o cuatro
décadas.
El brote de COVID-19 en Irak y las medidas para su contención
impuestas por las autoridades de salud pública y de seguridad han tenido
ramificaciones en casi todos los aspectos de la vida pública y familiar
y han desbaratado la economía (2). A principios de 2020, se estimaba
que 4,1 millones de personas necesitaban asistencia humanitaria en Irak.
Esta cifra está destinada a aumentar considerablemente, ya que los
hogares ya vulnerables serán cada vez más incapaces de satisfacer
incluso sus necesidades más básicas y ya están recurriendo a estrategias
negativas para hacer frente a la situación que agotarán sus escasos
recursos actuales y los empujarán a endeudarse aún más. Tanto los
desplazados internos como los repatriados recientes, y los más
vulnerables entre ellos, constituyen un segmento muy importante de esta
población.
Aparte de la obvia respuesta financiera, ahora es el momento de una
inversión masiva en la paz. Más allá de las valiosas estadísticas, poner
a los desplazados internos "olvidados" en primer plano como personas,
es ahora más oportuno que nunca.
[1] OM, Data Tracking Matrix, 29 April 2020. http://iraqdtm.iom.int/MasterList#Displacement
[2] OCHA, Iraq Inter-Cluster Coordination Group: COVID-19 Humanitarian Activities in the Global HRP, 7 May 2020.