Bomoanga, NIGER (Agencia Fides, 16/05/2020) - Han pasado veinte meses desde el secuestro
del Padre Gigi Maccalli, sacerdote de la Sociedad de Misiones Africanas
en Níger. El recuerdo, la oración y la
esperanza de muchos siempre se dirigen hacia su liberación. “He
preguntado al catequista David Sagna en Torodi, una de las parroquias
del vicariato de Bomoanga, que recuerda del p. Pierluigi”, escribe a la
Agencia Fides el padre Vito Girotto, un hermano de comunidad del padre
Maccalli, también misionero en Níger. “El primer aspecto que David ha
destacado, teniendo bien en mente y continuando el trabajo del padre
Gigi, es la acogida activa de todos, en particular de los enfermos por
quienes se preocupaba personalmente". "En Torodi, que está a 50 km de
Bomoanga - continúa el p. Girotto -, hay un pequeño hospital donde el p.
Gigi enviaba a los niños desnutridos o enfermos y pedía a David que
fuera a informarse sobre la evolución de las
enfermedades de los pequeños pacientes".
“En los momentos de formación de los catequistas y animadores de la
liturgia - dice el catequista – el p. Gigi organizaba todo bien, con un
gran cuidando especialmente de la oración comunitaria, que hacía con
ellos. En la alfabetización de adultos, cuidaba de que todo se llevara a
cabo de acuerdo con el programa establecido para que hubiera buenos
resultados en todas las clases y que tanto los maestros como los alumnos
estuvieran satisfechos, dejando en claro que esta escuela no solo ayuda
a leer y escribir sino también a vivir juntos".
"Hemos podido apreciar la calma, la firmeza y el entusiasmo del p. Gigi
en la proclamación del Evangelio" añaden Ivana y Dino Avanzino, dos
amigos del p. Gigi, que asistían a las reuniones mensuales para adultos
celebradas por el misionero en Génova cuando era concejal provincial,
unos años antes de volver de nuevo a Níger.
“Es importante para él sembrar semillas del Evangelio con la convicción
de que 'la primera evangelización no es otra cosa que humanización',
como escribía en su carta. Una tarde, estando en nuestra casa, anunció
que se iría a Níger, una nueva misión, toda por construir, pero confiaba
como siempre: ir a donde te llaman para llevar el anuncio del Evangelio
de manera incondicional, sin peros” explican.
"Recordamos su compromiso para cavar pozos de agua potable, para curar a
los niños enfermos. Cada vez que regresaba, nos contaba sobre el
progreso realizado en la fe de la gente de Gurmancè y el progreso social
y humanitario que estaba obteniendo gradualmente. En una carta de junio
de 2018, escribió: 'Nuestras decisiones, palabras y acciones según el
Evangelio siempre revelan al Cristo vivo presente y activo en el mundo.
La misión continúa y juntos seguimos siendo sus manos y pies'. Estas
palabras son para nosotros un estímulo y una señal de esperanza,
esperanza para la misión de Níger y esperanza en su regreso".
Los cónyuges Avanzino concluyen su testimonio recordando al Papa
Francisco que en una de sus homilías en Santa Marta dijo que "debemos
aprender a pedir a Jesús con fuerza y decisión lo qué queremos lograr,
ahora le pedimos que ‘traiga de vuelta al Padre Gigi’”.