Manila, FILIPINAS (Agencia Fides, 02/06/2020) - La pandemia y el bloqueo impuesto para contener
el Covid-19 tienen un grave impacto sobre millones de personas pobres,
marginadas o que sobreviven gracias al salario que ganan como jornaleros
a diario en Filipinas. Según los expertos, la crisis tendrá fuertes
repercusiones económicas y creará millones de nuevos pobres, empeorando
las desigualdades económicas y sociales. Catherine Dela Cruz, voluntaria
católica comprometida en Manila en programas de asistencia y
solidaridad promovidos por la Iglesia, confirma a Fides: "Los pobres
están viviendo en la incertidumbre por las dificultades para conseguir
alimentos. Las comunidades pobres en las áreas urbanas están sufriendo
mucho por la cuarentena comunitaria. Muchos han perdido sus empleos y,
con el bloqueo impuesto el 15 de marzo, no tienen forma de obtener
alimentos".
Las organizaciones eclesiales están ayudando a los pobres de muchas
maneras y en diferentes áreas con productos de primera necesidad como
arroz, verduras, carne y pescado y otros alimentos, en colaboración con
agencias gubernamentales y asociaciones de la sociedad civil. Flaviano
Villanueva, fundador de la Fundación "Arnold Janssen Kalinga", que trata
de alimentar a los pobres de Manila, dice a Fides que "en este momento
difícil todos deben participar en la misión, es decir, mostrar amor y
solidaridad con quienes lo necesitan". La Fundación es un lugar para
acompañar a las personas sin hogar a cambiar sus vidas. Proporciona un
enfoque holístico, sistemático y digno para ayudar a las personas
indigentes o marginadas a mejorar sus vidas y reintegrarse en el tejido
social.
Recientemente, el obispo Broderick Pabillo, administrador apostólico de
Manila, instó a todos a la caridad como una "puerta de entrada" a la
santidad, pidiendo apoyo mutuo entre las personas durante la epidemia. Dado que el país ya se enfrenta antes de la pandemia a enormes
desigualdades sociales y económicas, ahora son muchos más los sectores
de la población afectados económicamente por la epidemia, aunque el
gobierno ha aliviado las restricciones desde el 1 de junio para
reactivar la economía. Alrededor del 70% de las empresas pueden reabrir
en junio. Sin embargo, según los observadores, el 70% de los
trabajadores podrían no volver a trabajar, ya que muchas empresas o
pequeñas empresas han comenzado a despedir trabajadores debido a la
congelación y la pérdida de ingresos.
Entre las categorías más desfavorecidas, más de 75.000 conductores de
pequeño y grande transportes en Manila no han tenido ingresos en los
últimos tres meses. Y más de 50.000 maestros a tiempo parcial en
colegios, escuelas y universidades han sido víctimas de la política de
“no teach, no pay” (no enseñas, no cobras).
Académicos, consultores políticos, expertos en finanzas y líderes de la
sociedad civil están discutiendo el impacto del Covid-19 en las
economías y las personas de Filipinas y el sudeste asiático, evaluando
oportunidades para una mayor cooperación regional.
Según Asian Development Bank (ADB), con sede en Manila, la pandemia de
coronavirus amenaza la salud, los medios de vida y el bienestar social
en gran parte de Asia y el Pacífico. La ADB ha respondido a la crisis
desde sus primeras etapas, enfocándose en una amplia gama de desafíos
relacionados con la emergencia de salud pública, sus consecuencias
económicas y al camino de los incentivos para lograr la recuperación.
La ADB ha asignado más de 5 mil millones de dólares para aliviar las
tensiones fiscales en las economías en vías de desarrollo en países como
Bangladesh, Bhután, India, Indonesia, la República de Kirguizistán,
Mongolia y Filipinas.