''La
Delegación de la Santa Sede -dijo el nuncio – quisiera denunciar
especialmente los actos terroristas perpetrados en nombre de la
religión... El terrorismo es un medio político para influir en el
comportamiento y alcanzar objetivos a través del miedo. Los actos de
terrorismo causan la destrucción de los derechos humanos, de las
libertades políticas y del estado de derecho. El terrorismo es la
antítesis de los valores y compromisos compartidos que sirven de base
para la coexistencia pacífica a nivel nacional e internacional. De
hecho, con la proliferación del terrorismo y la impunidad de que gozan
sus autores, podemos decir que también hay una "globalización del
terrorismo" ...Una situación así, requiere la voluntad política de los
principales actores para abordar y resolver el problema del terrorismo
global y sus efectos desastrosos''.
''La
Santa Sede está profundamente convencida de que el terrorismo, en
especial aquellas formas que se derivan de extremismo religioso, debe
afrontarse con el esfuerzo político concertado de todas las partes,
especialmente de todos los partidos locales y regionales interesados,
así como por los principales actores internacionales, cuyo papel es
indispensable en la negociación y la búsqueda de una solución viable,
diplomática o de otra tipo , para proteger la vida y la estabilidad
futura de las regiones afectadas por el terrorismo. La respuesta al
terrorismo no puede ser simplemente por medio de la acción militar. La
participación política, sistemas jurídicos justos y la eliminación de
todas las formas de apoyo público y privado para el terrorismo son los
medios no sólo para responder, sino también para prevenir el terrorismo.
También es importante recordar la obligación positiva que los Estados
tienen de tomar decisiones con el fin de proteger a sus ciudadanos y,
cuando ello no sea posible, de colaborar con otras autoridades
regionales con el fin de hacer frente a las amenazas planteadas por los
grupos terroristas'', finalizó el prelado.