''Con
gran tristeza -escribe el Papa- he recibido la noticia de la vuelta a
la casa del Padre de nuestro querido hermano en Cristo, Su Beatitud
Nerses Bedros XIX Tarmouni, Patriarca de Cilicia de los Armenios
Cilicia. Guardo en el corazón el recuerdo de mi encuentro con él,
acompañado por los obispos del Sínodo y los fieles de esta Iglesia
Patriarcal, con motivo de la conmemoración de las víctimas de Metz
Yegern y de la proclamación de San Gregorio de Narek, a Doctor de la
Iglesia Universal. Estos acontecimientos vividos al lado de las
reliquias del apóstol San Pedro es como si hubieran jalonado el
recorrido fiel de vuestro ''Caput y Pater'' revelando algunos aspectos
característicos de su persona.
Estaba,
ante todo, profundamente arraigado en la Roca que es Cristo. Pensaba
que el tesoro más grande que el obispo está llamado a administrar es la
fe procedente de la predicación apostólica. Su Beatitud se entregó
generosamente a su difusión, en particular favoreciendo la promoción
permanente del clero para que, incluso en contextos difíciles, los
ministros de Dios renovasen su adhesión a Cristo, única esperanza y
consuelo de la humanidad.
Hizo
que el sufrimiento del pueblo armenio durante su historia se
convirtiera en una acción de gracias a Dios considerando el ejemplo de
los mártires y de los testigos y obtuvo al mismo tiempo de Él, el
bálsamo del consuelo y la reconciliación, el único que puede curar las
heridas más profundas de las almas y de los pueblos.
El
Patriarca Nerses finalmente pudo regocijarse con todo el pueblo armenio
por la elevación de San Gregorio de Narek al título luminoso de Doctor
de la Iglesia. Su Beatitud deseaba que la influencia espiritual de este
gran santo fuera un ejemplo para los pastores y los fieles, convencido
de que en San Gregorio de Narek todo el mundo puede experimentar las
maravillas que el Señor es capaz de lograr en el corazón que se abre a
Él en la simplicidad y la humildad diaria, siendo al mismo tiempo
solidario con el drama de la humanidad mediante una intercesión sin
tregua.
Invitados
a recoger esta triple herencia que nos dejó el Patriarca Nerses,
imploramos al Espíritu Santo que siga renovando la faz de la Iglesia
Católica Armenia, a través del compromiso de los pastores y los fieles y
nosotros también confiamos al Padre de toda Misericordia las fatigas
unidas a los límites y debilidades de la condición de peregrinos en
camino hacia la patria eterna''.