''El
tema de la misericordia – dice FRANCISCO - se acentúa fuertemente en la
Iglesia a partir de Pablo VI. Juan Pablo II lo subrayó con la Dives in
Misericordia, la canonización de Santa Faustina Kowalska y la
institución de la fiesta de la Divina Misericordia en la Octava de
Pascua. En esta línea,he sentido que hay como un deseo del Señor de
mostrar a los hombres su misericordia. Por tanto, no se me ocurrió a mí,
he seguido una tradición renovada recientemente, aunque siempre
existida.... Es obvio que el mundo de hoy necesita la misericordia,
necesita la compasión, es decir, ''padecer con'' . Estamos acostumbrados
a las malas noticias, a las noticias crueles y a las mayores
atrocidadades que ofenden el nombre y la vida de Dios. Al mundo le hace
falta descubrir que Dios es Padre, que hay misericordia, que la crueldad
no es el camino, que la condena no es el camino, porque la misma
Iglesia a veces sigue una línea dura, cae en la tentación de seguir una
línea dura, en la tentación de subrayar sólo las normas morales, pero
mucha gente se queda fuera. Me vino a la mente la imagen de la Iglesia
como un hospital de campaña después de la batalla: ¡cuánta gente herida y
destruida! ... Creo que este es el tiempo de la misericordia. Todos
somos pecadores, todos llevamos pesos dentro. Sentí que Jesús quiere
abrir la puerta de su corazón, que el Padre quiere mostrar sus entrañas
de misericordia, y por esto nos envía al Espíritu.... Es el año del
perdón, el año de la reconciliación. Por un lado vemos el comercio de
armas... el asesinato de inocentes en las formas más crueles posibles,
la explotación de las personas... de los niños.. Está en curso un
sacrilegio contra la humanidad, porque el hombre es sagrado, es la
imagen del Dios viviente. Y el Padre dice: "Deteneosy venid a mí".
A
la segunda pregunta sobre la importancia que ha tenido en la vida de FRANCISCO- que ha afirmado varias veces que como todos los creyentes se
siente pecador - la misericordia de Dios, el Papa contesta: ''Yo soy un
pecador... estoy seguro de ello. Yo soy un pecador a quien el Señor ha
mirado con misericordia. Como dije a los presos en Bolivia, soy un
hombre perdonado. Dios me miró con compasión y me perdonó. Incluso ahora
cometo errores y pecados, y me confieso cada quince o veinte días. Y si
me confieso es porque necesito sentir que la misericordia de Dios
todavía está en mí''.
FRANCISCO recuerda que tuvo esa sensación de forma especial el 21 de septiembre
de 1953, cuando sintió la necesidad de entrar en una iglesia y
confesarse con un sacerdote que no conocía y a partir de entonces su
vida fue diferente; decidió hacerse sacerdote y aquel confesor, enfermo
de leucemia, lo acompañó durante un año. ''Murió al año siguiente -dice
el Papa- Después del funeral lloré amargamente, me sentí totalmente
perdido, como con miedo de que Dios me hubiera abandonado. Ese fue el
momento en que me topé con la misericordia de Dios y está muy vinculado
con mi lema episcopal. El 21 de septiembre es San Mateo, y el Venerable
Beda, hablando de la conversión de Mateo dice que Jesús miró Matteo "
atqve eligendo miserabs "... La traducción literal sería
"misericordiando y eligiendo", casi como un trabajo de artesanía. "Lo
misericordió: sería la traducción literal del texto''.
''¿El
Jubileo de la misericordia puede ser una oportunidad para redescubrir
la "maternidad" de Dios? ¿Hay un aspecto más "femenino" de la Iglesia
que debe valorarse?'' es la tercera pregunta.
''Sí
-responde el Santo Padre- Dios mismo dice en el Libro Isaías que si
incluso una madre puede olvidarse de su hijo, ''Yo, en cambio nunca me
olvidaré de ti." Aquí se ve la dimensión materna de Dios No todo el
mundo entiende cuando se habla de la "maternidad de Dios", no es un
lenguaje popular - en el buen sentido de la palabra – parece una palabra
para elegidos, así que prefiero usar la ternura, propia de una madre,
la ternura de Dios, la ternura nace de las entrañas paternas. Dios es
padre y madre''.
A
la pregunta de si el descubrimiento de un Dios misericordioso, por
tanto más ''emotivo'' que se enternece y se conmueve por el ser humano
puede repercutir en un cambio de actitud hacia los demás, FRANCISCO
dice: ''Descubrirlo nos llevará a tener una actitud más tolerante, más
paciente, más tierna... En 1994, durante el Sínodo, en una reunión del
grupo, dije que había que establecer la revolución de la ternura... y
hoy sigo diciendo que la revolución es la de la ternura, porque de ella
se deriva la justicia y todo lo demás....Si te pones en el lugar de la
otra persona, en lugar de pensar en tus propios bolsillos... las cosas
cambian. La revolución de la ternura es lo que tenemos que cultivar como
fruto de este año de la misericordia: la ternura de Dios para cada uno
de nosotros. Cada uno de nosotros tiene que decir: "Yo soy un
desventurado, pero Dios me ama; entonces también tengo que amar a los
demás de la misma manera".
El
periodista recuerda el famoso "discurso de la luna" de San Juan XXIII,
cuando, una noche saludó a los fieles, diciendo: "Llevad una caricia a
vuestros hijos'', que se ha convertido en un icono de la Iglesia de la
ternura y pregunta si la misericordia ayudará a las comunidades
cristianas a convertirse y renovarse.
''Cuando
veo a los enfermos, a los ancianos, me sale una caricia espontánea
-observa el Pontífice- Es el primer gesto que hacen la mamá y el papá
con el bebé recién nacido, el gesto del "te quiero "… ''quiero que te
vaya bien ".
Por
último ¿el Papa tendrá algún gesto especial durante el Jubileo para
testimoniar la misericordia de Dios?: ''Habrá muchos gestos pero un
viernes de cada mes, haré un gesto diferente", concluye FRANCISCO.