CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2016 (VIS).- El Centro Astalli -la sede italiana del Servicio de los Jesuitas para
los Refugiados- JRS- , celebra este año su 35 aniversario. El Centro
fue fundado en 1981 acogiendo la invitación del padre Pedro Arrupe, en
la época Padre General de la Compañía de Jesús, que profundamente
impresionado por la tragedia de los miles de boat people vietnamitas,
exhortó a los jesuitas de todo el mundo a aliviar de alguna manera esa
tremenda situación. Desde entonces el acompañamiento de los refugiados y
la defensa de sus derechos es el fulcro de la actividad del Centro
cuyos servicios van desde la primera acogida, a la labor de
sensibilización de la opinión pública y al compromiso por modificar las
políticas injustas en ámbito local, nacional e internacional.
A raíz del aniversario y en el Año Santo de la Misericordia, el Papa
FRANCISCO, ha grabado para el Centro Astalli un mensaje, transmitido
esta mañana durante la presentación de su informe anual en el teatro
Argentina de Roma, en el que recuerda que a lo largo de estas tres
décadas, la actividad del Astalli ha sido, en primer lugar, “un caminar
juntos, como un pueblo único” y exhorta a “continuar con valor”, citando
las palabras del evangelio de Mateo: “Era forastero y me acogistéis”.
“Era forastero...Cada uno de vosotros, refugiados que llamáis a
nuestras puertas, tiene el rostro de Dios, es carne de Cristo -dice el
Santo Padre- Vuestra experiencia de dolor y de esperanza nos recuerda
que todos somos extranjeros y peregrinos en esta tierra, acogidos por
alguno con generosidad y sin mérito alguno.Quien como vosotros ha huído
de su tierra a causa de la opresión, de la guerra, de una naturaleza
desfigurada por la contaminación y la desertificación, o por la injusta
distribución de los recursos del planeta, es un hermano con el que
compartir el pan, la casa, la vida. ¡Demasiadas veces no os hemos
acogido! Perdonad el cierre y la indiferencia de nuestras sociedades que
temen el cambio de vida y de mentalidad que requiere vuestra presencia.
Tratados como una carga, como un problema, como un coste, sois, en
cambio, un don. Sois el testimonio de como nuestro Dios clemente y
misericordioso sepa transformar el mal y la injusticia que sufrís en un
bien para todos. Porque cada uno de vosotros puede ser un puente que une
pueblos lejanos, que hace posible el encuentro entre culturas y
religiones diferentes, un camino para volver a descubrir nuestra
humanidad común”.
“Y me acogistéis... Sí, el Centro Astalli es un ejemplo concreto y
cotidiano de esta acogida nacida de la visión profética del padre Pedro
Arrupe -aseguró FRANCISCO- Fue su canto del cisne, en un centro de
refugiados en Asia. Gracias a todos vosotros, hombres y mujeres, laicos y
religiosos, operadores y voluntarios, porque demostráis con los hechos
que el camino, cuando se recorre juntos, da menos miedo”.
“Os animo a continuar. Treinta y cinco años son solamente el comienzo
de un recorrido que se vuelve cada vez más necesario, único camino para
una convivencia reconciliada. Sed siempre testigos de la belleza del
encuentro. Ayudad a nuestra sociedad a escuchar la voz de los
refugiados. Seguid caminando a su lado con valor, acompañadlos y haceros
guiar por ellos: los refugiados conocen los caminos que llevan a la paz
porque conocen el olor acre de la guerra”, concluye el Obispo de Roma.