CIUDAD DEL VATICANO (http://es.radiovaticana.va/ - Agosto 15 de 2016).- Miles de fieles y peregrinos volvieron a darse cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus con el Papa FRANCISCO en la Solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María. En esta ocasión, el Santo Padre recordó esta fiesta es un misterio grande que tiene que ver con cada uno de nosotros y con nuestro futuro.
Al referirse al Evangelio de San Lucas (1,39-56) el Obispo de Roma explicó
que contemplamos a la Madre de Dios en su camino hacia la Jerusalén
celestial, para encontrar, finalmente, el rostro del Padre y volver a
ver el de su Hijo Jesús.
De la Virgen el Pontífice
destacó que fue la primera que creyó en el Hijo de Dios, y que es la
primera que ha sido llevada al cielo con cuerpo y alma. La primera que
acogió y tomó en brazos a Jesús cuando aún era un niño, es la primera en
ser acogida por sus brazos para entrar en el Reino eterno del Padre. Y
añadió que "esta humilde y sencilla muchacha, originaria de un pueblito
apartado de la periferia del Imperio, precisamente porque acogió y vivió
el Evangelio, es admitida por Dios para estar por la eternidad junto al
trono de su Hijo. De este modo – destacó el Papa – el Señor derriba a
los poderosos de los tronos y eleva a los humildes (Cfr. Lc 1, 52).
"En efecto María – dijo también el
Papa Bergoglio – nos precede en el camino por el cual se encaminan
quienes, mediante el Bautismo, han unido su vida a Jesús, tal como lo
hizo Ella. De modo que esta fiesta preanuncia los “cielos nuevos y la
tierra nueva”, con la victoria de Cristo resucitado, de donde se
desprende el gozo que expresa en el cántico del Magníficat, que se
convierte en el canto de la entera humanidad, que se complace al ver al
Señor que se inclina sobre todos los hombres y mujeres, criaturas
humildes, para que estén con Él en el cielo".
FRANCISCO invitó a pensar de modo
especial en las mujeres arrolladas por el peso de la vida y por el drama
de la violencia, en las mujeres esclavas de la prepotencia de los
poderosos, en las niñas obligadas a realizar trabajos inhumanos, en las
mujeres obligadas a entregarse en el cuerpo y en el espíritu a la avidez
de los hombres. Y formuló su deseo que de que cuanto antes llegue para
ellas el inicio de una vida de paz, de justicia y de amor en espera del
día en que, finalmente, se sentirán aferradas por las manos que no las
humillan, sino que con ternura las levantan y conducen hasta el cielo.
Después de rezar a la Madre de Dios, el Obispo de Roma
saludó a los diversos grupos presentes en la Plaza. Y afirmó que a "la
Reina de la paz, que contemplamos en la gloria celestial deseaba
encomendar una vez más las ansias y los dolores de las poblaciones que
en tanta partes del mundo son víctimas inocentes de los conflictos
persistentes".
De modo especial el pensamiento del Santo Padre
se dirigió a los habitantes de Kivu del Norte, en la República
Democrática del Congo, afectados recientemente por nuevas matanzas,
implorando que María "¡obtenga para todos sentimientos de comprensión y
deseo de concordia!".
Tras saludar a los demás fieles romanos y peregrinos procedentes de diversos países, FRANCISCO
deseó a todos feliz fiesta de la Asunción, sin olvidarse de quienes
transcurren sus vacaciones o de los que no han podido realizarlas, así
como de los enfermos y las personas que se encuentran solas, incluyendo a
quienes durante estos días aseguran los servicios indispensables para
la comunidad.
El Papa se despidió agradeciendo la
presencia de tantas personas y recordándoles, como suele hacer, que no
se olviden de rezar por él.
Después
de rezar el Ángelus en la fiesta de la Asunción de María, el Papa
Bergoglio hizo un llamamiento por la paz en República Democrática del
Congo, con las siguientes palabras:
"Queridos hermanos y hermanas:
A la Reina de la paz, que contemplamos hoy en la gloria celestial,
quisiera encomendar, una vez más, las angustias y los dolores de las
poblaciones que en tantas partes del mundo son víctimas inocentes de los
conflictos persistentes.
Mi pensamiento se dirige a los habitantes de Kivu del Norte, en la
República Democrática del Congo, recientemente afectados por nuevas
matanzas, que desde hace tiempo se perpetúan en el silencio vergonzoso,
sin llamar ni siquiera nuestra atención. Lamentablemente forman parte
de los tantos inocentes que no tienen peso en la opinión mundial".
¡Que María obtenga para todos sentimientos de compasión y de comprensión; y deseo de paz y concordia!
(María Fernanda Bernasconi - RV).