Ulaanbaatar, MONGOLIA (Agencia Fides, 29/08/2016) – “Doy gracias al Señor que me ha llamado a
servirle a través del sacerdocio. También doy las gracias a todas las
personas que me han ayudado a responder a esta llamada. Espero que
pronto habrá otras vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada entre
los jóvenes de Mongolia”, estas son las palabras del Padre Joseph Enkh,
durante la celebración de ordenación sacerdotal que se celebró ayer 28
de agosto, en Ulaanbaatar. “Ha sido un día
inolvidable en la historia de la Iglesia católica en Mongolia”, comenta a
la Agencia Fides el padre Prosper Mbumba, misionero congoleño que
trabaja en el país asiático, al contarnos la atmósfera de gran alegría y
oración intensa vivida por la comunidad local. “La ordenación del padre
Joseph Enkh nos hace más conscientes de la gracia de Dios que actua en
nuestra joven iglesia de Mongolia”, ha continuado diciendo.
El obispo Wenceslao Padilla, Prefecto Apostólico en el país, que ha
seguido con constancia el crecimiento espiritual del joven Joseph y de
la iglesia en Mongolia, renacida hace 24 años, dice a Fides: “Haber
ordenado al primer joven de Mongolia al sacerdocio, para la Iglesia
local es como un parto: es una joven madre que da a luz a su primer
hijo. Oramos y confiamos en que el padre Joseph Enkh será fiel a su
vocación, cargará con su cruz cada día y seguirá a Cristo siempre, en
todas las circunstancias de su vida”. En su homilía, el obispo Wenceslao
Padilla, se ha centrado en el pasaje del Evangelio elegido por el p.
Enkh: “Niégate a ti mismo, toma tu cruz cada día y sígueme” (Lc 9, 23). Y
ha recordado que “el Señor ha hecho posible lo que parecía imposible”,
invitando a la asamblea “a seguir confiando en Dios”.
Más de 40 sacerdotes han concelebrado y más de 1.500 personas han
participado en este evento histórico, incluidos funcionarios,
diplomáticos y autoridades civiles. También ha estado presente el Abad
Dambajav, del monasterio budista de Dashi Lin Choi, quien ha dirigido
palabras de aliento al joven sacerdote, confirmando que “los budistas
tienen buenas relaciones con los católicos. Aprendemos de ellos, y ellos
aprenden de nosotros. Estamos felices de que uno de nosotros mongoles
se convierta en un sacerdote de esta iglesia”.
El líder budista a continuación, ha colocado una estola de seda azul
alrededor del cuello del sacerdote recién ordenado, que, en la tradición
budista, simboliza el cielo y, por lo tanto, significa la pureza, la
buena voluntad, un buen augurio y compasión: el gesto ha sido aplaudido
por todos los participantes.
Don Joseph ha celebrado hoy su primera misa en la misma catedral de San Pedro y San Pablo de Ulaanbaatar.