Lahore, PAKISTÁN (Agencia Fides, 26/09/2017) - Asia Bibi, la mujer cristiana condenada a
muerte por blasfemia y en la cárcel desde 2009, ha recibido la
candidatura para la edición 2017 del prestigioso “Premio Sájarov a la
Libertad de Pensamiento” conferido por la Unión Europea. El Premio es
una iniciativa del Parlamento Europeo y se concede a individuos o grupos
distinguidos por la defensa de los derechos humanos y las libertades
fundamentales. Entre los candidatos de este año, además de Asia Bibi,
están: Aura Lolita Chávez Ixcaquic, defensora de derechos humanos de
Guatemala; Selahattin Demirtas y Figen Yuksekdag, co-presidentes del
Partido democrático popular pro-curdo (HDP) en Turquía; grupos e
individuos que representan a la oposición democrática en Venezuela;
Dawit Isaak, dramaturgo Sueco-eritreo, detenido en 2001 por las
autoridades eritreas; Pierre Claver Mbonospa, activista de derechos
humanos en Burundi.
Peter Van Dalen, miembro del “European Conservatives and Reformists
Group" (ECR) en el Parlamento Europeo, quien propuso la candidatura de
Asia Bibi, ha explicado que “el caso de Asia tiene una importancia
simbólica para otros que sufren por la libertad de religión o de
expresión”.
“En ella se ve la situación de toda la comunidad cristiana. Su caso es
trágicamente indicativo de la inseguridad de todas las minorías en lo
que se refiere al respeto de los derechos humanos fundamentales”, señala
en un comentario enviado a la Agencia Fides Kaleem Dean, analista
intelectual paquistaní. “Si ganara el Premio Sajarov, Asia Bibi
recibiría 50.000 euros. Sin embargo, hay algo en juego que vale más que
dinero (aunque es útil como compensación por los daños causados): es
decir el reconocimiento de la libertad de religión en Pakistán”,
continúa.
“El gobierno - dice - está escondiendo la cabeza en la tierra, para no
oír los gritos de las comunidades religiosas minoritarias”.
Especialmente su caso pone en evidencia “ley de la blasfemia”: “Las
denuncias de blasfemia son un instrumento de lo que se ha convertido en
una opresión estatal contra las minorías. Los gobernadores deben tener
el valor y la visión de reformar la ley de la blasfemia”, concluye Dean.
“El primer ministro pakistaní Shahid Khaqan Abbasi, asistiendo estos
días a la 72 Asamblea General de las Naciones Unidas, se ha negado
cínicamente ha hablar de la ley de blasfemia en Pakistán, diciendo sólo
que el Parlamento paquistaní es el órgano encargado de enmendar las
leyes”, informa a Fides Nasir Saeed, director de la Ong CLAAS “Centre
for Legal Aid, Assistance and Settlement”, comprometida con la defensa
de las minorías religiosas en Pakistán. “Desde hace años”, continúa
Saeed, “el tema es tabú, e incluso el primer ministro de Pakistán tiene
miedo de hacer comentarios. El papel del primer ministro es también el
de asegurar que no se abuse de las leyes, pero desafortunadamente esta
ley de la blasfemia se explota regularmente como herramienta de venganza
para perseguir a gente inocente. En los últimos años el abuso de la ley
sobre la blasfemia ha aumentado. Ahora se considera una manera simple,
rápida y barata de resolver disputas privad
as y
castigar a sus oponentes”.
“La ley de blasfemia - concluye Saeed - no está en línea con las normas
internacionales de derechos humanos. Y el abuso plantea nuevas
violaciones del derecho internacional. El Gobierno de Pakistán no
afronta esta cuestión tan importante, a pesar de que se trata de una
cuestión de vida o muerte”.
El director de CLAAS recuerda que existen numerosos casos de blasfemia
basados en alegatos falsos y en la ausencia de investigaciones
judiciales: “Por eso pedimos al primer ministro Abbasi que incluya el
tema en la agenda de su gobierno y lo someta al Parlamento” concluye.