Hiroshima, JAPÓN (Agencia Fides, 20/09/2017) – Hiroshima “es el lugar en el que Cristo ha
renovado su sacrificio en el siglo veinte”. Y para la Iglesia Católica,
Hiroshima también “significa ciudad de paz, en la que Dios no ha
olvidado al hombre, no se ha escondido sino que vive allí”. Con estas
palabras, el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para
la Evangelización de los Pueblos, ha comentado la vocación espiritual
universalmente reconocida a la ciudad japonesa donde el 6 de agosto de
1945 se produjo la primera masacre atómica de la historia humana. Lo ha
dicho en su discurso del miércoles 20 de septiembre a los sacerdotes,
religiosos, religiosas, fieles, consagrados y laicos de la Arquidiócesis
de Hiroshima, con los que se ha reunido el cuarto día de su visita a
Japón.
“Aquí” – ha continuado el prefecto de Propaganda Fide - “Cristo
crucificado continúa, desde lo alto de este nuevo Gólgota, amonestando a
todas las gentes”, incluidos los que en nombre de las religiones
“fomentan el odio, las divisiones y las guerras”. Este recuerdo de la
presencia de Cristo que actúa en los asuntos del mundo ha dado pie al
Cardenal para sugerir a los católicos de la Archidiócesis los caminos a
seguir para realizar “un impulso misionero renovado como pide el Papa
Francisco en la Evangelii gaudium”. La Archidiócesis de Hiroshima se
extiende por un territorio que alberga a 7 millones de habitantes, y
donde los bautizados católicos son unos 20.000. “¿Aquí se conoce a
Cristo? ¿Tiene un lugar? ¿Puede ofrecer su salvación? ¿Se anuncia aquí
el reino de Dios? Estas son las preguntas a las que tenemos que
responder” ha dicho el cardenal.
“Al admirar la obra misionera del pasado, no podemos quedarnos como
simples administradores de esos resultados. Si no hay motivación para la
vida misionera, también habrá falta de generosidad y celo apostólico;
se perderá el gozo de la evangelización”.
De la gloria, de la gracia y de la verdad traídas por Cristo – ha
continuado el Prefecto del Dicasterio Misionero - el pueblo de Japón no
puede ser excluido, Dios no se ha detenido a las puertas de este país
que aunque noble y culto, espera el Reino de Dios: Aquí están los
ciegos, los sordos, los enfermos, los pobres, los que no tienen
esperanza, o sufren por la división de sus familias o los drogadictos, o
aquellos que piensan que el suicidio es la única manera de acabar con
la desolación y la desesperación, decidles que para ellos hay una buena
noticia”.
En su visita a Hiroschima, el cardenal Fernando Filoni ha rendido homenaje al Monumento de la Paz y de la Bomba Atómica.