Trípoli, LIBIA (Agencia Fides, 29/09/2017) – El Procurador general líbico Al Sadiq al Sour
ha referido en una conferencia de prensa que celebró ayer jueves 28 de
septiembre que ha sido individuado el lugar donde se encuentran
enterrados los restos mortales de los 21 cristianos coptos degollados
por los yihadistas del Estado Islámico (Daesh ) en 2015. Según cuanto ha
referido el mismo procurador, ya han iniciado las excavaciones en la
zona en la que se encuentra la fosa común. El posible hallazgo de lo que
queda de los cuerpos de las víctimas se debe a la detención de un
hombre acusado de haber tomado parte en la masacre, reivindicada por los
yihadistas con la publicación en la red de un macabro vídeo de la
decapitación colectiva. El Procurador Al-Sadiq al-Sour también ha
indicado una playa cercana a un hotel de la ciudad de Sirte como el
lugar en el que se produjo la matanza y ha añadido que se ha individuado
al hombre que gravó las escenas y montó el vídeo.
La noticia de la posible recuperación de los cuerpos de los 21 coptos se
ha propagado rápidamente por todo Egipto, generando gran entusiasmo,
especialmente en las comunidades coptas de la región de Minya, de donde
provienen la mayoría de las víctimas de la masacre. Los familiares de
las víctimas se han puesto de inmediato en contacto con la cancillería
egipcia para confirmar la noticia y han pedido que los restos mortales
de sus seres queridos, que ya son celebrados como mártires, regresen
pronto a su Patria para ser enterrados en las iglesias y capillas que
les han sido dedicadas.
Los 21 coptos egipcios fueron secuestrados en Libia en enero de 2015. El
vídeo de su decapitación fue subido a la red por sitios yihadistas el
15 de febrero. Apenas una semana después de su decapitación bárbara, el
patriarca católico ortodoxo Tawadros II decidió inscribir a los 21
mártires degollados por el Estado islámico en Libia en el Synaxarium, el
libro de los mártires de la Iglesia Copta, estableciendo que su memoria
fuese celebrada el 15 de febrero. “El vídeo que retrata su ejecución –
dijo tras la masacre a la Agencia Fides Anba Antonios Aziz Mina, obispo
copto católico emérito de Guizeh - fue montado como una escena de cine
escalofriante con la intención de difundir el terror. Sin embargo, en
ese diabólico producto del horror sangriento, se ve que algunos de los
mártires, en el momento de su ejecución bárbara, repetían 'Señor
Jesucristo'. El nombre de Jesús fue la última palabra en sus labios.
Como en la pasión de los primeros mártires,
confiaron en Aquel que pronto los recibiría. Y así celebraron su
victoria, la victoria que ningún asesino podrá quitarles. Ese nombre
susurrado en el último instante fue el sello de su martirio”.