CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 22 de septiembre de 2017).-Intervención que el Secretario para las Relaciones con los Estados
S.E. Monseñor Paul R. Gallagher, pronunció ayer en la sede de las
Naciones Unidas de New York en el ámbito de su Asamblea General durante
el Encuentro de alto nivel organizado por la Delegación de la Unión
Europa ante la ONU sobre la crisis en Siria.
Intervención de S.E. Mons. Paul R. Gallagher
Excelencias, Señoras y señores,
Quisiera expresar, desde el principio, el profundo agradecimiento del
Papa FRANCISCO a todos los que trabajan incansablemente para encontrar
una solución política al conflicto en Siria y ayudar en todas las
formas posibles a las víctimas de una guerra insensata. El Papa alienta
todos los esfuerzos en la búsqueda del proceso político para poner fin
al conflicto.
Desde el comienzo de la crisis, la Santa Sede ha estado siempre
profundamente preocupada por el tremendo sufrimiento humano, que afecta a
millones de niños inocentes y otros civiles que siguen privados de
bienes y servicios esenciales. En el esfuerzo general para limitar el
sufrimiento inmenso que el conflicto ha infligido a la población, los
trabajadores humanitarios deben tener acceso rápido, seguro y sin
obstáculos a cualquier lugar donde haya personas necesitadas. La Santa
Sede insta a que se respete plenamente el derecho internacional
humanitario, en particular en lo que respecta a la protección de la
población civil y las infraestructuras. Además, la Santa Sede expresa
también su preocupación por las condiciones y el trato de los presos y
detenidos.
La Santa Sede, a través de los diversos organismos de caridad de la
Iglesia Católica, ha respondido desde el principio a la crisis
humanitaria en Siria y en la región. En 2016, la Santa Sede y la Iglesia
Católica contribuyeron a proporcionar 200 millones de dólares de ayuda
humanitaria de beneficio directo a más de 4,6 millones de personas en
Siria y la región circundante. Al distribuir la ayuda, las agencias y
entidades católicas no hacen distinción alguna en cuanto a la identidad
religiosa o étnica de las personas que requieren asistencia y dan
prioridad a los más vulnerables y necesitados.
Dada la continua y abrumadora necesidad humanitaria, la Santa Sede
sigue uniendo su voz a los llamamientos a un mayor financiamiento para
ayudar a los refugiados y a los países receptores afectados, en
particular Jordania, Líbano, Irak, Turquía y Egipto. Quiero asegurar el
compromiso de la Iglesia Católica de continuar su ayuda humanitaria en
el próximo año.
Los derechos de todos los sirios deben ser protegidos. El estado de
derecho, incluido el respeto de la libertad religiosa y la igualdad ante
la ley basada en el principio de la ciudadanía independientemente de su
raza, origen étnico o religión, es fundamental para el logro y
mantenimiento de la coexistencia pacífica y fructífera entre las
personas y las comunidades en Siria y más allá. Una solución política
intra-siria, para el conflicto en curso creíble y mutuamente acordada,
con el apoyo constructivo de la comunidad internacional, es fundamental
para lograr una paz duradera en Siria y una convivencia armoniosa entre
todos sus grupos étnicos y comunidades religiosas. Mientras avanzamos
hacia la resolución pacífica del conflicto, no debemos disminuir nuestra
solicitud y compromiso para Siria y su amado pueblo.
Muchas gracias.