Roma, ITALIA (Agencia Fides, 16/09/2017) – “La situación en Marawi es crítica, pero tenemos
la esperanza de que terminará bien. Tenemos noticias alentadoras,
sabemos que nuestros rehenes católicos están vivos y el ejercito a
garantizado que no serán tratados como "daños colaterales", sino que
harán todo lo posible para salvarlos. El presidente Duterte también ha
dicho que la mezquita no será bombardeada, ya que en ella están los
pocos rebeldes y rehenes que quedan.
Nosotros seguimos orando y esperando”: dice a la Agencia Fides Mons.
Edwin De La Peña, Obispo de la Prelatura Territorial de Marawi, en la
isla filipina de Mindanao, explicando la situación local, mientras el
ejército filipino sigue sitiando una pequeña porción de territorio de la
ciudad, ocupada hace más de tres meses por militantes yihadistas que se
han proclamado leales al Estado Islámico. El Obispo señala: “Incluso en
esta situación de dolor y destrucción, con fe podemos decir que el
futuro de Marawi será bueno, porque todos juntos, musulmanes y
cristianos, con la ayuda de muchos donantes internacionales,
reconstruiremos la ciudad y su tejido social de armonía y solidaridad
interreligiosa”.
El Obispo está entre los firmantes de una declaración solemne titulada
“Un grito de paz para Mindanao”, escrito al final de una reunión
promovida de la Comunidad de San Egidio en Roma, en presencia del
Cardenal Orlando Quevedo, Arzobispo de Cotabato, y de Al Hajj Murad
Ebrahim, presidente del "Moro Islamic Liberation Front", Movimiento
Islámico presente en Mindanao.
El texto denuncia la “impotencia e indignación”, mientras que en Marawi,
“el número de muertes de civiles y combatientes está aumentando
diariamente”, y se señalan tres desafíos relacionados con la paz en
Mindanao: “Extremismo violento y terrorismo; las incertidumbres sobre la
aplicación del proceso de paz político; el papel crucial de los líderes
religiosos y de las comunidades en la reconstrucción y el desarrollo de
Marawi”.
Los líderes cristianos y musulmanes de Filipinas reiteran que “el
conflicto de Marawi no es una guerra religiosa; es una guerra contra el
terrorismo y el extremismo violento” y recuerdan “las muchas historias
de asistencia mutua entre musulmanes y cristianos”. Luego invitan a
promover “la inclusión de la educación para la paz en todos los niveles
en nuestras escuelas, madrazas y comunidades”, comprometiéndose a
“construir una cultura de paz basada en la integridad personal, el
respeto a los derechos humanos, el diálogo intercultural, sobre el
cuidado del medio ambiente, sobre la coexistencia pacífica y la
erradicación de la pobreza”. Por último se hacen promotores del diálogo
interreligioso, “como medio de entender y apreciar otras culturas y
religiones, y de mejorar la cooperación”.
En la conclusión, la declaración insta a los legisladores y al gobierno a
“dar prioridad a la Bangsamoro Basic Law, la ley marco que establece
una nueva región musulmana autónoma en Mindanao.