Yangon, MYANMAR (Agencia Fides, 21/09/2017) – Tomar medidas inmediatas para detener la
limpieza étnica del ejército de Myanmar contra el pueblo Rohingya y
lanzar un embargo contra la venta de armas a Mynamar: esto es lo que la
Ong de inspiración cristiana “Christian Solidarity Worldwide” ha pedido
al Consejo de Derechos Humanos de la Onu. En una nota enviada a la
Agencia Fides CSW invita al Consejo de la ONU a “tomar medidas para
ejercer presión contra los militares en Bormania, sobre todo a través de
un embargo global de armar y la suspensión de los programas de
formación militar para el ejercito birmano”. CSW espera una pronta
resolución de la Onu en la que "pida el fin de las muertes de civiles y
el acceso inmediato a la asistencia humanitaria a todos los necesitados,
independientemente de su religión o etnia en el estado de Rakhine”.
Mervyn Thomas, Director de CSW, declara a Fides: “La tragedia en la
frontera entre Bangladesh y Myanamar en las últimas tres semanas es
realmente aterradora. La comunidad internacional debe actuar para
detener la limpieza étnica que ha generado el desplazamiento de al menos
400.000 civiles rohingyas, el asesinato de miles de ellos y la
destrucción de cientos de aldeas. El ejército de Myanmar es responsable
de esta crisis”.
Según el Director, “En los últimos seis años, Birmania ha comenzado un
período de frágiles reformas y democratización que hemos recibido con
satisfacción. Sin embargo, en este momento, creemos que la crisis es tan
grave que es vital que se envíe un mensaje fuerte a los militares:
nadie puede seguir matando indiscriminadamente. El Comandante en Jefe
del Ejército, el General de División Min Aung Hlaing, es la única
persona que tiene el poder de detener esta situación. La comunidad
internacional debe intervenir para ejercer presión sobre él”. CSW
recuerda que el ejército birmano también está violando los derechos
humanos en el conflicto con otras minorías étnicas como los cristianos
Kachin y los Shan.
La población musulmana de etnia Rohingya es una de las minorías más
perseguidas en el mundo y es apátrida tras una ley introducida en
Birmania en 1982 que revocó el derecho de ciudadanía a personas de esa
etnia, a pesar de que han estado viviendo durante generaciones en el
estado birmano de Rakhine. En 2012, la violencia del Estado de Rakhine
causó miles de personas desplazadas y en octubre de 2016, el ejército
birmano lanzó una nueva ofensiva militar contra los civiles de Rakhine
después de que un pequeño grupo armado de Rohingya, ARSA (Arakan
Rohingya Salvation Army ), atacasen algunos de los convoyes fronterizos
militares birmanos.