Nueva York, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (Agencia Fides, 13/12/2017) – Un maratón que llevava la antorcha de la
Virgen de Guadalupe ha vuelto a abrir el debate sobre el programa de
DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), sucedió ayer 12
de diciembre en Nueva York, cuando se llevó a cabo por toda la ciudad
la maratón de la Virgen de Guadalupe en el día de su fiesta con la
antorcha que salió de México el 17 de septiembre.
La Asociación Tepeyac que organiza el evento desde 2001 había fijado la
llegada de la llama Guadalupana por la mañana temprano en Washington
Heights, barrio de Nueva York desde donde comenzó la maratón que
atravesó gran parte de la ciudad con muchos participantes, en su mayoría
jóvenes Mexicanos, latinoamericanos o hijos de estos que ahora residen
en los Estados Unidos.
'Es una llama ardiente de esperanza ", se leía en los carteles que
portaban un grupo de participantes durante la maratón, que reunió a casi
todos los fieles católicos devotos de la Virgen de Guadalupe en Nueva
York y a quienes los condujo hasta la catedral de San Patricio, donde
Mons. Alfonso Gerardo Miranda Guardiola, arzobispo de Monterrey, Nuevo
León (México) había venido expresamente para celebrar la Eucaristía con
los fieles de la Guadalupana.
Mons. Miranda Guardiola habló durante la homilía sobre la confianza que
los cristianos deben tener hacia Dios y Nuestra Señora, pero con la
esperanza de que todos los migrantes logren tener la paz que solo se
puede encontrar en una familia que vive con fe y amor. Luego alentó a
los jóvenes, especialmente a los "dreamers” (soñadores) que esperan la
respuesta de las autoridades para finalmente vivir en calma y en paz.
Luego, preparada por la comisión de la Asociación Casa Puebla, hubo una
gran fiesta tradicional de homenaje a la Virgen Patrona de las Américas.
La fiesta de la "Guadalupana" celebra la aparición de la Virgen al
indígena San Juan Diego en el cerro del Tepeyac, México y la maratón ha
elegido para este año el problema del DACA para proponerlo como una
reflexión a todos los participantes y personas que la vieron pasar.
Justo el viernes pasado, la Corte Suprema de Estados Unidos falló a
favor de Trump momentáneamente, lo que le permite mantener en secreto
los documentos relacionados con la decisión de interrumpir o no la
Acción Diferida para los llegados en la Infancia (DACA), que protege de
la expulsión de 800.000 personas que llegaron a Estados Unidos
ilegalmente como niños y conocidos como soñadores (dreamers). La
decisión del viernes es temporal, esperando que los jueces examinen el
caso con más detalle, pero va en la dirección esperada por Trump. A
principios de septiembre, Trump anunció el fin de DACA, que Obama
propuso para defender a los jóvenes estadounidenses en todos los
aspectos, excepto por una hoja de papel; Trump se opone al programa y al
final del verano dio un margen de seis meses (probablemente el 5 de
marzo de 2018) para hacer cumplir su orden de forzar una alternativa al
Congreso.
El caso causó la reacción inmediata de varias instituciones, como la
Iglesia Católica, calificándola como una medida
"reprensible" y "desgarradora". La Conferencia Episcopal de Estados
Unidos deploró la decisión como "un momento que rompe nuestro corazón en
nuestra historia, mostrando la ausencia de misericordia y buena
voluntad, y una visión miope del futuro". Más tarde, en un comunicado de
tonos fuertes que había escrito: "instamos al Congreso a adoptar una
legislación y avanzar rápidamente para asegurar una protección real para
los soñadores una vez por todas, junto con muchas otras personas de
buena voluntad, Nosotros vamos a seguir ofreciendo atención y apoyo a
estos jóvenes merecedores, y no dejaremos de apoyar su protección
permanente y posible ciudadanía".