jueves, 4 de enero de 2018

Ángelus en la Fiesta de la Santa Familia de Nazaret

CIUDAD DEL VATICANO (http://catolicidad.blogspot.mx - 3 de enero de 2018).- El pasado domingo 31 de diciembre, a las 12.00 horas, desde la ventana de su estudio, el Papa FRANCISCO rezó el Ángelus en la Fiesta de la Santa Familia de Nazaret con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.


Texto de Ángelus en la Fiesta de la Santa Familia de Nazaret traducido del original italiano por http://catolicidad.blogspot.mx:


FIESTA DE LA SANTA FAMILIA DE NAZARET


PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Domingo 31 de diciembre de 2017


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


En este primer domingo después de la Navidad, celebramos a la Santa Familia de Nazaret, y el Evangelio nos invita a refleccionar sobre la experiencia vivida por María, José y Jesús, mientras crecen juntos como familia en el amor recíproco y en la confianza en Dio. De esta confianza es expresión del rito de María y José con la ofrenda del niño Jesús a Dios. El evangelio dice: «llevaron al niño a Jerusalem para presentarlo al Señor» (Lc 2,22), como lo requería la ley mosaica. Los padres de Jesúsvan al templo para certificas que sl hijo pertenece a Dios y que ellos son los custodios de su vida y no sus propietarios. Y esto nos hace refleccionar. Todos los padres son custodios de la vida de sus hijos, no propietarios, y deben ayudarles a crecer, a madurar.


Este gesto subraya que solo Dios es el Señor de la historia individual y familiar; todo nos viene de Él. Cada familia está llamada a reconocer tal primacía, custodiando y educando a sus hijos a abrirse a Dios que es la fuente misma de la vida. De aquí viene el secreto de la juventud interior, paradójicamente atestiguada en el Evangelio de una pareja de ancianos, Simón y Ana. El viejo Simón, en particular, inspirado por el Espíritu Santo dice a propósito del niño Jesús: «Él está aquí para la caída y la resurrección de muchos en Israel y como signo de contradicción […] para que sean desvelados los pensamientos de muchos corazones» (vv. 34-35).


Estas palabras profeticas revelan que Jesús ha venido para hacer caer las falsas imágenes que nos hacemos de Dios y de nosotros mismos, por “contradecir” las certezas mundas sobre las cuales pretendemos apoyarnos; para hacer “resurgir” a un camino humano y cristiano verdadero, fundado sobre valores del Evangelio. No hay una situación familiar que sea excluída a este nuevo camino de renacimiento y de resurrección. Y cada vez que las familiar, incluso aquellas heridas y marcadas por la fragilidad, fracaso y dificultad, regresas a la fuente del la experiencia cristiana, si abren caminos nuevos y posibilidades inimaginadas.


La lectura del evangelio de hoy se refiere a que María y José, «Cuando hubieron cumplido cada cosa según la ley del Señor, regresaron a Galilea, y a su ciudad de Nazaret. El niño crecía – dice el Evangelio – y se fortificaba, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en Él» (vv. 39-40). Una gran alegría de la familia es el crecimiento de sus hijos, todos lo sabemos. Están destinados a desarrollarse y fortalecerce, a adquirir sabiduría y a acoger la gracia de Dios, tal como aconteció con Jesús. Él es verdaderamente uno de nosotros: el Hijo de Dios se hace niño, aceptó crecer, fotalecerse, y lleno de sabiduría y de la gracia de Dios sobre Él. María y José tienen la alegría de ver todo esto en su hijo; y esta es la misión a la cual está orientata la familia: crear las condiciones favorables para el crescimiento armónico y pleno de sus hijos, para que puedan vivir una buena vida, digna de Dios y constructiva para el mundo.


Es este el deseo que dirijo a todas las familias hoy, acompañándolo con la invocación a María, Reina de la Familia.





Después del Ángelus



Queridos hermanos y hermanas,


expreso mi cercanía a los hermanos Copto Ortodoxos de Egipto, golpeados hace dos días por dos atentados a una iglesia y a un negocia en la periferia del Cairo. El Señor acoja las almas de los difuntos, apoye a los heridos, familiares y a toda la comunidad, y convierta los corazones de los violentos. 


Hoy dirijo un saludo especial a las familias aquí presentes, y también a aquellas que participan desde casa. La Santa Familia los bendiga y los guíe en vuestro camino.


Saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos; en particular, a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a los jóvenes. No olvidemos en esta jornada agradecer a Dios por el año transcurrido y por cada bien recibido. Y nos hará bien, a cada uno de nosotros, tomar un poco de tiempo para pensar cuantas cosas buenas he recibido del Señor este año, y agradecerle.  Y si han habido pruebas, dificultades, agradecer porque nos ha ayudado a superar aquellos momentos. Hoy es una jornada de agradecimiento.


A todos deseo un buen domingo y un sereno fin de año. Les agradezco a todos vosotros por vuestros deseos y vuestras oraciones: y por favor continuad orando por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!


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