Mosul, IRAQ (Agencia Fides, 02/02/2018) – Los frágiles equilibrios demográficos de la
Llanura de Nínive - región iraquí donde tiene sus raíces históricas las
comunidades cristianas autóctonas de Mesopotamia - están de nuevo al
centro de las polémicas políticas que ven enfrentarse a los
representantes del Gobierno de la Región Autónoma del Kurdistán contra
los líderes locales en el gobierno central de Bagdad.
La alarma - informan los medios locales – ha sido lanzada por Khalil
Jamal Alber, director general de asuntos cristianos en el Ministerio de
dotaciones religiosas (Awqaf) del Gobierno de la Región Autónoma del
Kurdistán iraquí. Según Khalil Alber, las fuerzas de movilización
popular - milicias chiítas presentes en el territorio de la llanura de
Nínive - estarían implementando un verdadero intento de cambiar la
composición multirreligiosa y multiétnica de la población de la Llanura,
en detrimento del componente cristiano.
Este programa al parecer se llevaría a cabo mediante la transferencia a
la región de poblaciones chiítas procedentes también del sur de Iraq,
mediante formas de intimidación y presión social, y mediante
apropiaciones, incluso ilegales, de bienes inmuebles pertenecientes a
familias cristianas. También se incluyen en este programa los proyectos
inmobiliarios iniciados en algunos centros habitados de la Llanura,
destinados a alojar a la población chiita. Según Khalil Alber, incluso
los miembros del grupo étnico religioso Shabak estarían involucrados en
las formas de intimidación generalizada en detrimento de los cristianos.
Y habría presión para empujar a los inmigrantes cristianos a escapar de
la dominación jihadista del Estado Islámico (Daesh) para vender sus
casas, renunciando definitivamente a cualquier hipótesis de regresar a
sus hogares.
Representantes del Consejo Provincial de la llanura de Nineve han
respondido a la alarma lanzada por el funcionario gubernamental de la
Región Autónoma de Kurdistán, según el Consejo la composición
multireligiosa y multiétnica de la población de la Llanura de Nineve
sigue estando protegida, muchas organizaciones están ayudando a que las
familias cristianas regresen, y en las ciudades y aldeas de la llanura
empiezan a abrir las tiendas, mientras que las casas devastadas y la
mayoría de los lugares de culto están siendo restaurados.