Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 05/11/2018) - "Hasta el 27 de octubre, Cáritas Congo ha
contabilizado 508.505 personas que llegaron a territorio congoleño sin
que parezca que las llegadas vayan a cesar", reza un comunicado de la
Conferencia Episcopal de la Nación Congoleña (CENCO) sobre la expulsión
masiva de la vecina Angola.
"Muchas de las personas expulsadas han declarado que están siendo
sometidas a brutalidad y a graves violaciones de los derechos humanos
por parte de la policía angoleña", denuncian los obispos en la
declaración que fue dada a conocer a la Agencia Fides. A principios de
octubre, las autoridades de Luanda emitieron una orden de expulsión
contra migrantes congoleños empleados en el sector minero informal, en
el noreste de Angola.
Una vez de regreso a la República Democrática del Congo, las personas
expulsadas se encuentran sin ayuda. "Miles de niños, mujeres, ancianos,
enfermos y personas con discapacidad están siendo abandonados, día tras
día, como vulgar mercancía en suelo congoleño, en lugares donde la
capacidad de acogida es totalmente insuficiente para permitirles
recuperar un mínimo de dignidad", denuncia la Conferencia Episcopal
Congoleña. "Sin saber cómo salir de la zona fronteriza ni adónde ir, la
mayoría de la gente deambula por los pueblos de la frontera, donde son
recibidos por personas de buena voluntad. Miles de personas se alojan en
los locales de iglesias, escuelas y algunos edificios públicos. En
ausencia de espacio suficiente, otros acampan en refugios improvisados
donde pasan la noche bajo las estrellas”.
La zona donde se registra el mayor número de personas expulsadas de
Angola es la provincia de Kasai, “que sufre todavía las heridas de la
crisis del fenómeno ‘Kamuina Nsapu’, que devastó la
zona hace aproximadamente un año. Sólo en Kamako hay 206.680 personas,
un número que supera con creces el de los habitantes de esta pequeña
aldea”, informan los obispos.
"La expulsión masiva de los congoleños
tiene lugar dos meses antes de las elecciones generales en RDC y corre
el riesgo de interrumpir el curso normal de este importante
acontecimiento largamente esperado por el pueblo congoleño", subrayan
los obispos, quienes también dicen estar "preocupados por la paz entre
la RDC y Angola, que comparten más de 2.000 kilómetros de frontera con
muchos grupos étnicos que se extienden por ambos países".
Los obispos le piden al gobierno de Kinshasa que ponga en marcha
urgentemente programas de reinserción social y económica de las personas
expulsadas; mientras que solicitan a intervención de la Unión Africana y
a la SADC (Comunidad Económica del África Austral, a la que pertenecen
Angola y la RDC) para que inviten a los gobiernos de Luanda y Kinshasa a
dialogar "a fin de que juntos puedan encontrar una solución a la
situación de los congoleños que se encuentran en una situación irregular
en Angola".