Kara, TOGO (Agencia Fides, 04/05/2020) - “Este momento de pandemia global causada por
COVID-19 está teniendo repercusiones no solo en la salud sino también en
la actividad misionera. Si en las zonas urbanas la tecnología permite
el contacto humano y la actividad misionera constante y permanente, en
las aldeas no es así", escribe a la Agencia Fides el padre Donald
Zagore, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas.
“El cuidado pastoral en áreas rurales y, en particular, en áreas de
primera evangelización es muy difícil porque choca con la reticencia de
la gente a aceptar el Evangelio. A la gente le resulta difícil dejar
atrás las tradiciones llevadas a cabo hasta ese momento. Es fácil que se
vuelven para atrás rápidamente. Para evitar que esto suceda, se
necesita un monitoreo constante y una actividad misionera permanente que
los atraiga e involucre”, agrega el misionero que actualmente está en
Togo.
“La seriedad de la situación actual obliga a los pastores que trabajan
en áreas rurales y áreas de evangelización temprana a buscar soluciones
para hacer frente a este desafío. Desafortunadamente - explica el p.
Zagore: aquí no podemos hablar de comunión espiritual en las áreas de
primera evangelización porque todavía no estamos tratando con cristianos
arraigados en la fe".
“Para adaptarnos a esta crisis y no abandonar a nuestra gente, los
pastores estamos trabajando arduamente para proponer un tipo de cuidado
pastoral a pequeña escala. Reunimos las figuras clave de cada familia
con quienes compartimos la palabra, en particular los textos litúrgicos
propuestos para la celebración del domingo, y nos aseguramos de que
estas personas se conviertan en testigos de sus respectivas
comunidades".