CIUDAD DEL VATICANO, 18 de septiembre de 2015 (VIS).- La Limosnería Pontificia
informa en en comunicado publicado hoy de que desde hace algunos días la
comunidad parroquial de Santa Ana en el Vaticano hospeda a una familia
de prófugos (padre, madre y dos hijos). Son sirios, cristianos de rito
melquita católico, del Patriarcado de Antioquia, llegados de Damasco, de
la que han escapado a causa de la guerra y llegaron a Italia
precisamente el domingo 6 de septiembre, cuando durante el Ángelus, el
Papa FRANCISCO lanzó un llamamiento para que cada parroquia, comunidad religiosa,
monasterio o santuario acogiese a una familia.
Los
cuatro miembros de la familia se alojan en un apartamento del Vaticano,
en las cercanías de San Pedro. El procedimiento de solicitud de
protección internacional para ellos se ha puesto en marcha
inmediatamente. De acuerdo con la ley, durante los primeros seis meses a
partir de la presentación de la solicitud de asilo, los peticionarios
de protección internacional no pueden trabajar. En ese período les
ayudará y acompañará la comunidad parroquial de Santa Ana. Hasta que
Italia tome la decisión de conceder o denegar la condición de refugiados
no es posible facilitar informaciones sobre esta familia.
Precisamente
para protegerlos en esta fase, es oportuno que los medios de
comunicación respeten su deseo de no ser buscados ni entrevistados.
Con
respecto a la acogida de la segunda familia por parte de la parroquia
vaticana de San Pedro, la Limosnería no puede facilitar ninguna noticia
hasta que no se cumplan los requisitos necesarios.
En
este contexto de caridad cristiana para las personas que escapan de la
guerra y del hambre, vale la pena recordar que desde hace muchos años
los pontífices, a través de la Limosnería Apostólica, han contribuido al
pago de las tasas de emisión del primer permiso de residencia de los
refugiados mediante el Centro Astalli que dirigen los jesuitas (en 2014
se han dado 50,000 euros para ese fin). Además, la Limosnería, siempre
en nombre del Papa, ayuda diariamente a numerosas personas y familias de
prófugos, además de ocuparse de las primeras necesidades, también
sanitarias, de muchos centros de acogida en Roma.
A
esto hay que añadir que desde hace algunos días un moderno ambulatorio
móvil, que fue regalado al Papa hace años y hasta ahora se utilizaba
solamente en los acontecimientos que presidía, se ha puesto a
disposición para atender a los prófugos varios días a la semana en los
centros de acogida, incluidos los no regulares, situados en la periferia
romana. Los voluntarios, médicos, enfermeros y guardias suizos, son
empleados del Estado Vaticano, de la Universidad de Tor Vergata y
miembros de la Asociación del Instituto de Medicina Solidaria Onlus.