La Habana, CUBA 20 de septiembre de
2015 (VIS).- Después de haber transcurrido la noche en la Nunciatura Apostólica de La Habana, el Papa FRANCISCO comenzó su segunda jornada en Cuba
saludando a los miles de personas que acompañaron su trayecto en
papamóvil desde esa sede a la Plaza de la Revolución José Martí, dedicada
al poeta y escritor que combatió por la independencia del país. La
Plaza, donde el Santo Padre celebró la Santa Misa, que contó con la
participación de 200,000 personas, es un lugar fuertemente simbólico de
la isla que ha sido escenario de grandes manifestaciones.
FRANCISCO,
que antes de la celebración eucarística, encontró en la improvisada
sacristía a los representantes de otras confesiones cristianas presentes
en Cuba, dedicó su homilía a la importancia del servicio a los más
frágiles. ''No nos olvidemos de la Buena Nueva de hoy -dijo- La
importancia de un pueblo, de una nación, la importancia de una persona
siempre se basa en cómo sirve la fragilidad de sus hermanos. Y en esto
encontramos uno de los frutos de la verdadera humanidad. Quien no vive
para servir, no sirve para vivir''.
El
Papa partió del relato evangélico que presenta a Jesús haciéndole una
pregunta aparentemente indiscreta a sus discípulos: ''¿De qué discutían
por el camino?'' a la que por vergüenza no responden, porque hablaban de
quien era entre ellos el más importante.
''¿Quién
es el más importante? -continuó el Pontífice- Una pregunta que nos
acompañará toda la vida y en las distintas etapas seremos desafiados a
responderla....La historia de la humanidad ha estado marcada por el modo
de responder a esta pregunta. Jesús no le teme a las preguntas de los
hombres; no le teme a la humanidad ni a las distintas búsquedas que ésta
realiza. Al contrario, Él conoce los ''recovecos'' del corazón humano, y
como buen pedagogo está dispuesto a acompañarnos siempre.. Asume
nuestras búsquedas, nuestras aspiraciones y les da un nuevo
horizonte.... logra dar una respuesta capaz de plantear un nuevo
desafío, descolocando ''las respuestas esperadas'' o lo aparentemente
establecido.-- Jesús siempre plantea la lógica del amor. Una lógica
capaz de ser vivida por todos, porque es para todos''.
''Lejos
de todo tipo de elitismo, el horizonte de Jesús no es para unos pocos
privilegiados capaces de llegar al ''conocimiento deseado'' o a
distintos niveles de espiritualidad. El horizonte de Jesús, siempre es
una oferta para la vida cotidiana también aquí en ''nuestra isla''; una
oferta que siempre hace que el día a día tenga sabor a eternidad. ¿Quién
es el más importante? Jesús es simple en su respuesta: ''Quien quiera
ser el primero... que sea el último de todos y el servidor de todos''.
Quien quiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los
demás''.
''Y
esta es -subrayó el Papa- la gran paradoja de Jesús. Los discípulos
discutían quién sería seleccionado como el privilegiado... para
destacarse en un afán de superioridad sobre los demás. Quién escalaría
más pronto para ocupar los cargos que darían ciertas ventajas. Y Jesús
les trastoca su lógica diciéndoles sencillamente que la vida auténtica
se vive en el compromiso concreto con el prójimo. Es decir sirviendo''.
Pero
la invitación al servicio ''posee una peculiaridad a la que debemos
estar atentos. Servir significa, en gran parte, cuidar la fragilidad.
Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra
sociedad, de nuestro pueblo. Son los rostros sufrientes, desprotegidos y
angustiados a los que Jesús propone mirar e invita concretamente a
amar. Amor que se plasma en acciones y decisiones. Amor que se
manifiesta en las distintas tareas que como ciudadanos estamos invitados
a desarrollar. Son personas de carne y hueso, con su vida, su historia y
especialmente con su fragilidad, las que Jesús nos invita a defender, a
cuidar, a servir. Porque ser cristiano entraña servir la dignidad de
sus hermanos, luchar por la dignidad de sus hermanos y vivir para la
dignidad de sus hermanos. Por eso, el cristiano es invitado siempre a
dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la
mirada concreta de los más frágiles''.
''Hay
un ''servicio'' que sirve a los otros; pero tenemos que cuidarnos del
otro servicio, de la tentación del ''servicio'' que ''se'' sirve de los
otros -advirtió- Hay una forma de ejercer el servicio que tiene como
interés el beneficiar a los ''míos'', en nombre de lo ''nuestro''. Ese
servicio siempre deja a los ''tuyos'' por fuera, generando una dinámica
de exclusión. Todos estamos llamados por vocación cristiana al servicio
que sirve y a ayudarnos mutuamente a no caer en las tentaciones del
''servicio que se sirve''.... Y esto sin mirar al costado para ver lo
que el vecino hace o ha dejado de hacer. Jesús nos dice: ''Quien quiera
ser el primero, que sea el último y el servidor de todos''. Ese va a ser
el servidor de todos. No dice, si tu vecino quiere ser el primero que
sirva. Debemos cuidarnos de la mirada enjuiciadora y animarnos a creer
en la mirada transformadora a la que nos invita Jesús.. Este hacernos
cargo por amor no apunta a una actitud de servilismo, por el contrario,
pone en el centro la cuestión del hermano: el servicio siempre mira el
rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en
algunos casos la ''padece'' y busca la promoción del hermano. Por eso
nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se
sirve a las personas''
''El
santo Pueblo fiel de Dios que camina en Cuba - finalizó- es un pueblo
que tiene gusto por la fiesta, por la amistad, por las cosas bellas. Es
un pueblo que camina, que canta y alaba. Es un pueblo que tiene heridas,
como todo pueblo, pero que sabe estar con los brazos abiertos, que
marcha con esperanza, porque su vocación es de grandeza. Así la
sembraron sus próceres. Hoy los invito a que cuiden esa vocación, a que
cuiden estos dones que Dios les ha regalado, pero especialmente quiero
invitarlos a que cuiden y sirvan, de modo especial, la fragilidad de sus
hermanos. No los descuiden por proyectos que puedan resultar
seductores, pero que se desentienden del rostro del que está a su lado.
Nosotros conocemos, somos testigos de la ''fuerza imparable'' de la
resurrección, que ''provoca por todas partes gérmenes de ese mundo
nuevo''.