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Imagen: www.lanacion.com.ar |
Santiago de Cuba, CUBA 23 de septiembre de 2015 (VIS).- El Papa FRANCISCO terminó su visita a Cuba encontrando a las familias de la isla en la Catedral Nuestra Señora de la Asunción de Santiago, donde dio las gracias en su nombre a todos los cubanos por el calor con que lo habían tratado en estos días. ''El calor -dijo- que brota de gente que sabe recibir, que sabe acoger, que sabe hacer sentir en casa''.
La
lectura que precedió al discurso del Santo Padre fue el relato de las
bodas de Caná. ''Jesús comienza su vida pública precisamente en una
boda- señaló el Santo Padre- Es interesante observar cómo se manifiesta
también en las comidas, en las cenas. Comer con diferentes personas,
visitar diferentes casas fue un lugar privilegiado por Jesús para dar a
conocer el proyecto de Dios. Él va a la casa de sus amigos –Marta y
María–, pero no es selectivo... no le importa si hay publicanos o
pecadores, como Zaqueo... No sólo él actuaba así, sino que cuando envió a
sus discípulos a anunciar la buena noticia del Reino de Dios, les dijo:
''Quédense en la casa que los reciba, coman y beban de lo que ellos
tengan''. Bodas, visita visitas a los hogares, cenas, algo de
''especial'' tendrán estos momentos en la vida de las personas para que
Jesús elija manifestarse allí''.
FRANCISCO
recordó que en su diócesis anterior, en Argentina, muchas familias le
comentaban que ''el único momento que tenían para estar juntos era
normalmente en la cena, a la noche, cuando se volvía de trabajar, donde
los más chicos terminaban la tarea de la escuela. Era un momento
especial de vida familiar. Se comentaba el día, lo que cada uno había
hecho... Jesús elije estos momentos para..., entrar en nuestras casas y
ayudarnos a descubrir el Espíritu vivo y actuando en nuestras casas y en
nuestras cosas cotidianas. Es en casa donde aprendemos la fraternidad,
donde aprendemos la solidaridad, donde aprendemos el a no ser
avasalladores. Es en casa donde aprendemos a recibir y a agradecer la
vida como una bendición y que cada uno necesita a los demás para salir
adelante... Por eso la comunidad cristiana llama a las familias con el
nombre de iglesias domésticas''.
''Sin
familia, sin el calor del hogar, la vida se vuelve vacía -reafirmó el
Papa- comienzan a faltar las redes que nos sostienen en la adversidad,
las redes que nos alimentan en la cotidianidad y motivan la lucha para
la prosperidad. La familia nos salva de dos fenómenos actuales: la
fragmentación..., y la masificación. En ambos casos, las personas se
transforman en individuos aislados fáciles de manipular, y de gobernar. Y
entonces encontramos en el mundo sociedades divididas, rotas, separadas
o altamente masificadas... Y… se van como olvidando esas relaciones que
son el fundamento''.
''La
familia es escuela de humanidad -reiteró - escuela que enseña a poner
el corazón en las necesidades de los otros, a estar atento a la vida de
los demás. ...A pesar de tantas dificultades como las que aquejan hoy a
nuestras familias en el mundo, no nos olvidemos de algo, por favor: las
familias no son un problema, son principalmente una oportunidad. Una
oportunidad que tenemos que cuidar, proteger, y acompañar...Se discute
mucho hoy sobre el futuro, sobre qué mundo queremos dejarle a nuestros
hijos, qué sociedad queremos para ellos. Creo que una de las posibles
respuestas es: Dejemos un mundo con familias. Es la mejor herencia....
Es cierto que no existe la familia perfecta...pero eso no impide que no
sean la respuesta para el mañana. Dios nos estimula al amor y el amor
siempre se compromete con las personas que ama.Por eso, cuidemos a
nuestras familias, verdaderas escuelas del mañana... verdaderos espacios
de libertad... verdaderos centros de humanidad''.
El
Santo Padre invitó entonces a las mujeres encintas que se encontraban
allí a las ''embarazadas de esperanza” -dijo- porque un hijo es una
esperanza'' a que se tocasen el vientre para acariciar a sus futuros
hijos e hijas mientras él los bendecía.
Después
retornó a su discurso para hablar de otra cena, la de la Eucaristía.
''Se habrán dado cuenta -observó- que Jesús quiere utilizar como espacio
de su memorial, una cena....Un momento vivido y entendible por todos,
la cena. Y la Eucaristía es la cena de la familia de Jesús, que a lo
largo y ancho de la tierra se reúne para escuchar su Palabra y
alimentarse con su Cuerpo. Jesús es el Pan de Vida de nuestras familias,
él quiere estar siempre presente alimentándonos con su amor,
sosteniéndonos con su fe, ayudándonos a caminar con su esperanza, para
que en todas las circunstancias podamos experimentar que él es el
verdadero Pan del cielo''.
El
Papa finalizó pidiendo a los presentes que rezasen por el Encuentro
Mundial de las Familias en Filadelfia y por el Sínodo sobre la Familia
que comienza a primeros de octubre. Después, acompañado por el Arzobispo
de Santiago Dionisio Guillermo García Ibañez, recorrió la nave central
del templo para saludar a los fieles y por último se asomó a la terraza
que da al Parque Céspedes desde donde se despidió de Cuba con estas
palabras:
''Los
saludo. Les agradezco … la acogida… la calidez… gracias.. Los cubanos
realmente son amables, bondadosos y hacen sentir a uno como en casa.
Muchas gracias. Y quiero decir una palabra de esperanza. Una palabra de
esperanza que quizás nos haga girar la cabeza hacia atrás y hacia
adelante. Mirando hacia atrás, memoria. Memoria de aquellos que nos
fueron trayendo a la vida y, en especial, memoria a los abuelos. Un gran
saludo a los abuelos. No descuidemos a los abuelos. Los abuelos son
nuestra memoria viva. Y mirando hacia adelante, los niños y los jóvenes,
que son la fuerza de un pueblo. Un pueblo que cuida a sus abuelos y que
cuida a sus chicos y a sus jóvenes, tiene el triunfo asegurado. Que
Dios los bendiga y permítanme que les dé la bendición, pero con una
condición. Van a tener que pagar algo. Les pido que recen por mí. Esa es
la condición. Los bendiga Dios Todopoderoso, el Padre y el Hijo y el
Espíritu Santo. Adiós y gracias''.