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Imagen: noticias.univision.com |
Filadelfia, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, 28 de septiembre de 2015 (VIS).- Finalizada la santa misa, el Papa FRANCISCO se trasladó en automóvil al aeropuerto de Filadelfia desde donde emprendería el regreso a Roma. Lo esperaban más de quinientas personas, en gran parte miembros del Comité Organizativo, voluntarios y benefactores del Encuentro Mundial de las Familias, así como el Vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, que recibieron al Santo Padre con cantos y le expresaron cómo se habían sentido durante estos días. El Pontífice a su vez, les dirigió unas breves palabras de agradecimiento que hizo extensivas a las familias que habían compartido su testimonio durante el Encuentro.
''¡No
es nada fácil hablar abiertamente de la propia vida! -dijo FRANCISCO-
Sin embargo, su sinceridad y humildad ante el Señor y ante cada uno de
nosotros nos han hecho ver la belleza de la vida familiar en toda su
riqueza y variedad. Pido al Señor que estos días de oración y reflexión
sobre la importancia de la familia para una sociedad sana, animará a las
familias a seguir esforzándose en el camino de la santidad y a ver a la
Iglesia como su segura compañera de camino, independientemente de los
desafíos que tengan que afrontar''.
El
Papa dio también las gracias a todos los que habían colaborado en su
permanencia en las Arquidiócesis de Filadelfia, Washington y Nueva York.
''Para mí -reveló- fue especialmente emotivo la canonización de san
Junípero Serra, que nos recuerda a todos nuestro llamado a ser
discípulos misioneros. También lo fue la visita, junto a mis hermanos y
hermanas de otras religiones, a la Zona Cero, lugar que nos habla con
fuerza del misterio del mal. Sin embargo, tenemos la certeza de que el
mal no tiene nunca la última palabra y de que, en el plan misericordioso
de Dios, el amor y la paz triunfarán sobre todo''.
Después
pidió al Vicepresidente Joe Biden que reiterase al Presidente Obama y a
los miembros del Congreso su gratitud, junto con la seguridad de sus
oraciones por el pueblo estadounidense. ''Esta tierra -aseveró- ha sido
bendecida con grandes dones y oportunidades. Ruego al Señor para que
ustedes sean administradores buenos y generosos de los recursos humanos y
materiales que les han sido confiados''.
''Doy
gracias al Señor -prosiguió- porque me ha concedido ser testigo de la fe
del Pueblo de Dios en este País, como ha quedado manifestado en
nuestros momentos comunitarios de oración y se puede ver en tantas obras
de caridad. Dice Jesús en las Escrituras: En verdad les digo que cada
vez que lo hicieron con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo
lo hicieron. Sus atenciones conmigo y su generosa acogida son signo de
su amor y fidelidad a Jesús. Lo son también sus atenciones para con los
pobres, los enfermos, los sintecho y los inmigrantes, su defensa de la
vida en todas sus etapas y su preocupación por la familia. En todos
estos casos se ve que Jesús está en medio de ustedes y que el cuidado de
los unos por los otros es el cuidado con que tratan al mismo Jesús''.
''Ahora
que los dejo, les pido a todos, especialmente a los voluntarios y
bienhechores que han asistido al Encuentro Mundial de las Familias: No
dejen que su entusiasmo por Jesús, por la Iglesia, por nuestras familias
y por la familia más amplia de la sociedad se apague. Quiera Dios que
estos días que hemos compartido produzcan frutos abundantes y
permanentes; que la generosidad y el cuidado por los demás perduren. Y
ya que nosotros hemos recibido mucho de Dios –dones concedidos
gratuitamente, y no por nuestros méritos–, que también nosotros seamos
capaces de dar gratuitamente a los demás''.
''Queridos
amigos, los saludo a todos en el Señor y los encomiendo al cuidado
maternal de María Inmaculada, Patrona de los Estados Unidos. Los tendré
presentes en mis oraciones a ustedes y a sus familias, y les pido, por
favor, que recen por mí. Que Dios los bendiga. ¡Que Dios bendiga a
América!'', se despidió FRANCISCO.