Y el Papa ha aprovechado hoy la oportunidad para dar de nuevo las gracias al Presidente de Cuba, Raul Castro, al de Estados Unidos, Barack Obama y al Secretario de la ONU, Ban Ki- moon por la acogida que le reservaron así como a los Obispos y colaboradores en la organización del viaje por la gran tarea que han llevado a cabo.
El
Papa contó que se había presentado en Cuba, una tierra rica en belleza
natural, cultura y fe, como ''Misionero de la Misericordia". ''La
misericordia de Dios -dijo- es mayor que cualquier herida, que cualquier
conflicto, que cualquier ideología; y con esta mirada de misericordia
he abrazado a todo el pueblo cubano, en su patria y fuera de ella , más
allá de toda división. Símbolo de esta unidad profunda del alma cubana
es la Virgen de la Caridad del Cobre... Patrona de Cuba... Madre de
esperanza... que guía en el camino de justicia, de paz, libertad y
reconciliación... Pude compartir con el pueblo cubano la esperanza del
cumplimiento de la profecía de San Juan Pablo II: ''Que Cuba se abra al
mundo y el mundo se abra a Cuba'' No más cierres, no más explotación de
la pobreza, sino libertad con dignidad. Es el camino que hace latir los
corazones de muchos jóvenes cubanos...Un camino que encuentra su fuerza
en las raíces cristianas de ese pueblo, que ha sufrido tanto''.
De
Cuba a Estados Unidos de América. ''Un paso emblemático, un puente que
gracias a Dios se está reconstruyendo'', comentó FRANCISCO añadiendo que
''Dios siempre quiere construir puentes; somos nosotros los que
construimos muros. Pero los muros se derrumban siempre''.
Después
habló de las tres etapas de su viaje en Estados Unidos: Washington,
Nueva York y Filadelfia. En Washington, donde encontró a las autoridades
políticas, pero también al clero, a la gente común y los pobres y
marginados, recordó que la mayor riqueza de ese país y de sus gentes era
''su patrimonio espiritual y ético. Por eso -señaló- quise animarles a
proseguir la construcción social siendo fieles a su principio
fundamental: Todos los hombres son creados iguales por Dios y dotados de
derechos inalienables como la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad. Estos valores, compartidos por todos, encuentran en el
Evangelio su cumplimiento, como evidenció muy bien la canonización de
Fray Junípero Serra, franciscano, gran evangelizador de California. San
Junípero muestra el camino de la alegría: ir y compartir con los demás
el amor de Cristo. Este es el camino del cristiano, pero también el de
todos los hombres que han conocido el amor: No tenerlo solo para uno
mismo, sino compartirlo con los demás. Sobre esta base religiosa y moral
nacieron y crecieron los Estados Unidos de América, y sobre esta base
pueden seguir siendo una tierra de libertad y de acogida y cooperar en
un mundo más justo y fraterno''.
De
Nueva York, la segunda etapa, el Papa rememoró su discurso ante la
Asamblea General de la ONU cuando hablando a los representantes de las
naciones renovó el apoyo de la Iglesia Católica a esa institución y a
''su papel en la promoción del desarrollo y la paz, reiterando en
particular la necesidad de un compromiso unánime y proactivo para la
defensa de la creación'' y reafirmó el llamamiento a ''detener y
prevenir la violencia contra las minorías étnicas y religiosas y la
población civil''. Por la paz y la fraternidad, el Papa rezó en el
Memorial de la Zona Cero, junto con representantes de diversas
religiones y familiares de las víctimas del atentado del 11 de
septiembre y por la paz y la justicia celebró la Eucaristía en el
Madison Square Garden.
''Tanto
en Washington como en Nueva York -aseguró- pude ver diversas obras
caritativas y educativas, emblemáticas del enorme servicio que las
comunidades católicas ofrecen en estos campos''.
Pero
el cúlmen del viaje fue el Encuentro Mundial de las Familias en
Filadelfia, ''donde el horizonte se amplío a todo el mundo, a través del
"prisma", por así decirlo, de la familia. La familia, la fructífera
alianza entre el hombre y la mujer, es la respuesta al gran desafío de
nuestro mundo, que es un doble desafío: la fragmentación y la
masificación. Dos extremos que coexisten, se apoyan mutuamente, y juntos
sostienen el modelo económico consumista. La familia es la respuesta,
porque es la célula de una sociedad que equilibra la dimensión personal y
la comunitaria y que, al mismo tiempo, puede ser el modelo de una
gestión sostenible de los bienes y recursos de la creación. La familia
es la protagonista de una ecología integral porque es el sujeto social
primario, que contiene dentro de sí los dos principios básicos de la
civilización humana en la tierra: el principio de la comunión y el
principio de la fecundidad. El humanismo bíblico nos presenta este
icono: la pareja humana, unida y fecunda, colocada por Dios en el jardín
del mundo, para que lo cultive y lo defienda''.
Por
último el Papa saludó al Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, por
haber manifestado su gran amor por la familia en la organización de este
evento. ''Pensándolo bien – concluyó- no es casual sino providencial
que... el testimonio del Encuentro Mundial de las Familias venga en
estos momentos de los Estados Unidos de América, el país que en el
último siglo ha alcanzado el máximo desarrollo económico y tecnológico
sin renegar de sus raíces religiosas. Estas mismas raíces piden
recomenzar de la familia para replantear y cambiar el modelo de
desarrollo, para el bien de toda la familia humana''.
Posteriormente saludó a los fieles en francés, inglés, alemán, español, portugués, árabe y polaco.
Estas fueron sus palabras en castellano:
"Queridos hermanos y hermanas:
Deseo compartir con ustedes el grato recuerdo de mi reciente viaje a Cuba y a los Estados Unidos de América, que culminó con el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia.
Llegué a Cuba como «Misionero de la Misericordia», y allí he experimentado la esperanza y la unidad de un pueblo que más allá de toda división y bajo la maternal mirada de la Virgen del Cobre, toma fuerza de sus raíces cristianas y afronta el futuro con un espíritu de servicio y responsabilidad. De allí pasé a los Estados Unidos de América, un paso que ha sido emblemático, gracias a Dios un puente se está reconstruyendo. En aquel País, he podido apreciar su gran patrimonio espiritual y ético, sobre el principio de que todos los hombres son iguales y dotados de derechos inalienables como la vida y la libertad. Estos principios son universales y encuentran en el Evangelio su máximo cumplimiento. Y estaban presentes en los trabajos de Evangelización que por aquellas tierras realizó el ahora santo Junípero Serra. En la Sede de las Naciones Unidas he querido renovar el apoyo de la Iglesia católica a esa institución en la promoción de la paz, recordando también la importancia de frenar y prevenir toda clase de violencia contra las minorías étnicas y religiosas y contra la población civil. El viaje ha culminado con el Encuentro de las Familias, que le ha dado una dimensión universal, pues la alianza entre el hombre y la mujer es la respuesta a los desafíos del mundo actual, siendo a su vez modelo de la gestión sostenible de la creación, sobre los principios de comunión y fecundidad con que fue querida e instituida por Dios.
Deseo compartir con ustedes el grato recuerdo de mi reciente viaje a Cuba y a los Estados Unidos de América, que culminó con el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia.
Llegué a Cuba como «Misionero de la Misericordia», y allí he experimentado la esperanza y la unidad de un pueblo que más allá de toda división y bajo la maternal mirada de la Virgen del Cobre, toma fuerza de sus raíces cristianas y afronta el futuro con un espíritu de servicio y responsabilidad. De allí pasé a los Estados Unidos de América, un paso que ha sido emblemático, gracias a Dios un puente se está reconstruyendo. En aquel País, he podido apreciar su gran patrimonio espiritual y ético, sobre el principio de que todos los hombres son iguales y dotados de derechos inalienables como la vida y la libertad. Estos principios son universales y encuentran en el Evangelio su máximo cumplimiento. Y estaban presentes en los trabajos de Evangelización que por aquellas tierras realizó el ahora santo Junípero Serra. En la Sede de las Naciones Unidas he querido renovar el apoyo de la Iglesia católica a esa institución en la promoción de la paz, recordando también la importancia de frenar y prevenir toda clase de violencia contra las minorías étnicas y religiosas y contra la población civil. El viaje ha culminado con el Encuentro de las Familias, que le ha dado una dimensión universal, pues la alianza entre el hombre y la mujer es la respuesta a los desafíos del mundo actual, siendo a su vez modelo de la gestión sostenible de la creación, sobre los principios de comunión y fecundidad con que fue querida e instituida por Dios.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en especial a los grupos
provenientes de España y Latinoamérica. Encomendamos a Dios los frutos
de este viaje, y que el ejemplo de san Junípero Serra, nos haga a todos
auténticos evangelizadores, que vayan por el mundo compartiendo con
todos el amor de Cristo. Muchas gracias".
La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica impartida por el Santo Padre.