''Esta
Palabra de Dios -continuó- nos dice que el primero en querer caminar
junto a nosotros, en querer hacer ''sínodo'' con nosotros, es
precisamente Él, nuestro Padre. Su ''sueño'', desde siempre y por
siempre, es el de formar un pueblo, de reunirlo, de guiarlo hacia la
tierra de la libertad y de la paz. Y este pueblo está hecho de familias:
están la mujer embarazada y la parturienta; es un pueblo que mientras
camina, saca adelante la vida, con la bendición de Dios''... ''Os
confieso que esta profecía del pueblo en camino la he comparado también
con las imágenes de los prófugos en marcha por los caminos de Europa,
una realidad dramática de nuestros días. Dios también les dice a ellos:
''Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo''.
También estas familias que sufren tanto, desarraigadas de sus tierras,
han estado presentes con nosotros en el Sínodo, en nuestra oración y en
nuestros trabajos, a través de la voz de algunos de sus pastores en la
Asamblea. Estas personas en busca de dignidad, estas familias en busca
de paz, siguen permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona,
porque forman parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y
guiar hacia la libertad''.
Tras
el rezo del Ángelus, FRANCISCO saludó a los peregrinos de los diversos
países en especial a la Hermandad del Señor de los Milagros de Roma, que
con devoción llevaron en procesión la imagen venerada en Lima (Perú), y
a los peregrinos músicos de la “Musikverein Manhartsberg”, procedentes
de la diócesis austriaca de Viena y a la Orquesta de Landwehr, Friburgo,
Suiza, que el día anterior ofrecieron un concierto de beneficencia.