El
Papa recuerda con profunda emoción la figura del Arzobispo Emérito de
Nitra, pastor entregado y generoso que en su largo ministerio episcopal
fue un ''impávido testigo del Evangelio y un incansable defensor de la
fe cristiana y de los derechos de la persona''.
El
purpurado que pasó diversos años en la cárcel y al que se le impidió
ejercer libremente su misión episcopal ''nunca se dejó intimidar dando
un ejemplo luminosos de fortaleza y confianza en la Providencia así como
de fidelidad a la sede de Pedro'', rememora FRANCISCO.
''Doy
gracias al Señor -finaliza- por haber dado a su Iglesia esta figura
eminente de sacerdote y de obispo y elevo fervorosas oraciones a Dios
para que acoja en su gozo eterna, después de tantos sufrimientos, a este
siervo bueno y fiel''. Por último, el Papa envía al Arzobispo, al
episcopado eslovaco, al presbiterio, a las comunidades religiosas y a
todos los fieles de la diócesis de Nitra que el Cardenal amó y sirvió,
su bendición apostólica como signo de fe y esperanza cristiana en el
Señor Resucitado.