Antofagasta, CHILE (Agencia Fides, 28/10/2015) – “Las personas en situación de movilidad,
migrantes y refugiados, que circulan en zonas fronterizas suelen
enfrentar situaciones que pueden significar una amenaza a sus derechos.
La arbitrariedad, la discrecionalidad y los abusos pueden exponer a
migrantes y a refugiados a los riesgos de la migración irregular, a las
redes de trata y tráfico y a la violencia sexual y laboral. En el caso
de los refugiados, estas situaciones también pueden limitar su
posibilidad de ejercer el derecho humano al asilo y acceder a
procedimientos de determinación de la condición de refugiado”. Así se
lee en el documento de conclusión, recibido en la Agencia Fides, del V
Encuentro de los Obispos y de los Agentes de pastoral de la movilidad
humana de Bolivia, Chile y Perú que se ha llevado a cabo en Antofagasta,
Chile hace pocos días.
Han participado los representantes de las siguientes diócesis: de
Bolivia: Oruro, Coro Coro, Potosí y El Alto; de Chile: Arica, Iquique,
Calama, Copiapó y Antofagasta; de Perú: Tacna y Moquegua. Este V
Encuentro continua la iniciativa que nació hace diez años (2005 - 2015),
como realización del proyecto “Solidaridad y confines seguros”, con el
fin de reforzar el intercambio de experiencias entre las diócesis de
acogida, la promoción y la defensa de los derechos de los migrantes, de
los refugiados y de las victimas de la trata.
De este V Encuentro emerge el aumento de la circulación de personas a
través de las fronteras de Bolivia, Chile y Perú como “movimientos
migratorios mixto”, es decir con personas de fuera de estos 3 países,
principalmente provenientes de Colombia. También se observa la presencia
de personas de la República Dominicana, Venezuela, Haití y otros países
de Medio Oriente como Siria y otros países de África
Muchas de estas personas asistidas por la Pastoral para los Emigrantes
en la frontera, refieren haber abandonado sus países por los riesgos
vinculados a las situaciones de violencia sufrida.
El Mensaje final de este V Encuentro reitera “el compromiso de construir
una cultura de la confianza, donde derribadas las fronteras,
geográficas, culturales y políticas, la presencia legítima de los
hermanos migrantes permite valorarlos y reconocer los aportes para el
país de destino y lo que enriquece”.