''Espero
que el CELAM, teniendo como prioridad la conversión pastoral y
misionera -dice el Pontífice- sea cada vez más partícipe, sostén e
ímpetu irradiante de ese movimiento evangelizador hacia todos los
ambientes y confines. Es importante que nuestras comunidades sean ''casa
y escuela de comunión'' que atraigan por una sorprendente fraternidad
fundada en el reconocimiento del Padre común, y ayuden a mantener
siempre viva en la Iglesia en América Latina la pasión por nuestros
pueblos, la asunción de sus sufrimientos y la capacidad de
discernimiento cristiano de las vicisitudes de su historia presente,
para abrir caminos de mayor equidad, paz y justicia''.
También
subraya que la próxima apertura del Jubileo extraordinario de la
Misericordia ''será un acontecimiento de gracia en el que el CELAM ha de
prestar un servicio fundamental de animación, intercambio y
celebración''.
Por
último el Papa imparte a todos los miembros y colaboradores del CELAM, y
a todo el episcopado latinoamericano y del Caribe, su bendición
apostólica, ''poniendo en la tilma de Nuestra Señora de Guadalupe,
patrona de América, todos estos propósitos para que, por su intercesión,
Nuestro Señor Jesucristo suscite siempre nuevos y más santos discípulos
misioneros en nuestras iglesias, y más valientes constructores de paz y
justicia en nuestras naciones''.