Banda Aceh, INDONESIA (Agencia Fides, 28/10/2015) - La demolición de tres pequeños edificios
de culto cristiano (dos protestantes, uno católico) en la provincia
indonesia de Aceh, en la isla de Sumatra, y la fuga de unos 8.000
fieles, tras la violencia de los radicales islámicos, causan “profunda
preocupación por la seguridad de miles de cristianos que permanecen en
peligro”, escribe el rev. Olav Fykse Tveit, líder del Consejo Mundial de
Iglesias, que expresa su solidaridad y cercanía a los creyentes de
Indonesia e invoca la paz y la libertad religiosa. Los cristianos se han
visto obligados a huir de Aceh Singkil, tras la destrucción de pequeñas
iglesias, a raíz de las violentas protestas contra las prácticas
cristianas y contra la presencia cristiana en los pueblos de la comarca.
La demolición estaba autorizada por las autoridades locales debido a
que los edificios se construyeron “sin licencia regular”.
En una nota enviada a la Agencia Fides, el rev. Olav Fykse Tveit condena
“los recientes ataques contra iglesias y cristianos en la provincia de
Aceh, mientras luchan por ser fieles testigos del Evangelio de
Jesucristo. El Consejo Mundial de Iglesias, que deplora la violencia
contra las personas y las comunidades sobre la base de su identidad
religiosa, pide al gobierno de Indonesia que actúe rápidamente para
llevar a los responsables ante la justicia”.
El presidente indonesio Joko Widodo ha ordenado a la policía nacional
tomar medidas inmediatas para detener la violencia y promover la paz. El
Consejo de Ulemas de Indonesia (MUI) ha condenado el ataque y ha pedido
a los musulmanes de Aceh no participar en ninguna actividad que pueda
suscitar un conflicto de mayor magnitud entre las comunidades musulmanas
y cristianas en la región.
En Aceh está vigente la sharia (ley islámica) y, para hacer actividades
de culto, las iglesias deben estar autorizadas y registradas. Para
obtener un permiso de construcción hacen falta al menos 90 firmas de los
residentes del lugar. Según fuentes de Fides, las autoridades van a
demoler unas diez aulas de culto, abiertas sin permiso.
Hace apenas unos días, el 23 de octubre, en la provincia ha entrado en
vigor el nuevo Código Penal, basado en la sharia, que establece penas
severas como la flagelación, por una serie de prácticas consideradas
“crímenes” tales como las relaciones homosexuales, el consumo de
alcohol, los juegos de azar, el adulterio, el acoso y la violación
sexual. Las medidas se aplican sólo a los musulmanes y no a las minorías
religiosas, pero los cristianos locales siguen preocupados por el
creciente clima de intolerancia.