El
Padre Lombardi señaló que el texto tiene muy presentes las muchas
dificultades de las familias en esta época pero también su gran
capacidad de enfrentarlas y reaccionar ante ellas y que recoge numerosos
''modos'' (enmiendas) presentados por los Padres Sinodales, reflejando
así la voz de toda la Asamblea.
Refiriéndose
a algunos párrafos específicos dedicados a situaciones familiares
complejas, citó dos, relativos a la pastoral de las familias heridas o
en situación irregular desde el punto de vista canónico y de la
disciplina de la Iglesia. En particular, las convivencias, los
matrimonios civiles, los divorciados y vueltos a casar, y la manera de
acercarse pastoralmente a estas situaciones. Esos dos puntos se
aprobaron con 178 y 180 votos, al límite de la mayoría, pero siempre
dentro del margen de los dos tercios.
El
tono del documento es positivo y acogedor y ha enriquecido
extraordinariamente, dijo el Padre Lombardi, el Instrumentun Laboris.
Asimismo, el Motu proprio del Papa sobre el proceso de reforma de la
nulidad del matrimonio ha supuestso una contribución eficaz y decisiva
al tema del Sínodo.
La
Relación final reafirma la doctrina de la indisolubilidad del
matrimonio sacramental, que no es un yugo, sino un don de Dios, verdad
fundada en Cristo y en su relación con la Iglesia. Al mismo tiempo, se
hace hincapié en que la verdad y la misericordia convergen en Cristo. De
aquí, la llamada a acoger a las familias heridas. Sin citar
expresamente el acceso a la Eucaristía para los divorciados vueltos a
casar, el documento sinodal recuerda que no están excomulgados y
solicita el discernimiento de los pastores en el análisis de las
situaciones familiares complejas. Un discernimiento, subraya el texto,
que se aplicará de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia, con la
confianza de que la misericordia de Dios no se niega a nadie. Por cuanto
respecta a los conviventes se reitera que su situación debe abordarse
de una manera constructiva, tratando de convertirla en una oportunidad
de camino de conversión hacia la plenitud del matrimonio y de la
familia, a la luz del Evangelio.
Otros
puntos destacados del documento son los relativos a homosexualidad. Las
personas con esas tendencias, dice la Relación, no deben ser objeto de
discriminación, pero al mismo tiempo afirma que la Iglesia es contraria a
las uniones entre personas del mismo sexo y que no admite presiones
externas sobre este punto. Hay párrafos especiales dedicados a los
inmigrantes, a los refugiados, a los perseguidos, cuyas familias se
disgregan y pueden llegar a ser víctimas de la trata. También para ellos
se invoca la acogida, insistiendo en sus derechos, pero también en sus
deberes con los países que los acogen.
También
se habla específicamente de las mujeres, los hombres y niños, ejes de
la vida familiar reafirmando la necesidad de la tutela y la valorización
de los papeles de unos y otros . Se aboga por un papel más importante
de las mujeres en la formación de los ministros ordenados mientras,
hablando de los niños, se destaca la belleza de la adopción y de la
acogida, que reconstruyen los lazos familiares rotos. El Sínodo, no se
olvida de las viudas y viudos, de los discapacitados, los ancianos y los
abuelos, que permiten la transmisión de la fe en la familia y que no
deben considerarse ''un descarte''. Se habla también de las personas
solteras por su compromiso en la Iglesia y en la sociedad.
Entre
las ''sombras'' que se proyectan sobre la familia en la época actual el
Sínodo cita el fanatismo político-religioso hostil al cristianismo, el
creciente individualismo, la ideología de género, los conflictos, la
persecución, la pobreza, la inseguridad laboral, la corrupción, la
coerción económica que excluye a la familia de la educación y la
cultura, la globalización de la indiferencia que pone al dinero y no al
ser humano en el centro de la sociedad, la pornografía y el descenso de
la natalidad.
La
Relación recoge posteriormente las sugerencias para reforzar la
preparación para el matrimonio, especialmente de los jóvenes que parecen
intimidados. Insiste en la necesidad de una formación adecuada de la
afectividad, siguiendo la virtud de la castidad y el don de sí. En este
contexto, se señala la conexión entre el acto sexual y el acto de la
procreación entre los cónyuges, del que los hijos son el fruto más
precioso, porque llevan en sí la memoria y la esperanza de un acto de
amor. Otro vínculo que se reafirma es el de la vocación familiar y la
vocación a la vida consagrada. También es clave la educación a la
sexualidad, a la corporeidad y la promoción de la paternidad
responsable, siguiendo las enseñanzas de Pablo VI en la "Humanae Vitae",
y el papel primordial de los padres en educar a sus hijos en la fe.
Hay
un llamamiento a las instituciones para que promuevan y apoyen
políticas familiares , mientras a los católicos que participan en la
política se les insta a proteger a la familia y a la vida, porque una
sociedad que las descuida pierde su apertura al futuro. En este sentido,
el Sínodo reafirma el carácter sagrado de la vida desde la concepción
hasta la muerte natural y advierte de las serias amenazas a la familia
como el aborto y la eutanasia. Otras secciones están dedicadas a los
matrimonios mixtos, de los cuales se subrayan los aspectos positivos
para la promoción del diálogo ecuménico e interreligioso, mientras se
confirma igualmente la necesidad de proteger la libertad religiosa y el
derecho a la objeción de conciencia dentro de la sociedad.
Una
amplia reflexión se dedica a la necesidad de modificar el lenguaje de
la Iglesia, haciéndolo más significativo para que el anuncio del
Evangelio de la familia responda realmente a las aspiraciones más
profundas del ser humano. No se trata solamente de presentar una
normativa, sino de anunciar la gracia que da la capacidad de vivir los
bienes de la familia.
Por
último, el informe hace hincapié en la belleza de la familia: iglesia
doméstica basada en el matrimonio entre hombre y mujer, célula
fundamental de la sociedad a cuyo crecimiento contribuye, puerto seguro
de los sentimientos más profundos, único punto de conexión en una época
fragmentada, parte integral de la ecología humana que debe ser
protegida, apoyada y alentada, también por parte de las autoridades.
El
documento concluye con la petición de los Padres sinodales al Papa de
que considere la posibilidad de emitir un documento sobre la familia. El
director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede explica al respecto:
"Los Padres sinodales no dicen que todo ha terminado sino que afirman:
''Ofrecemos la Relación al al Santo Padre para que evalúe si si es el
caso de proseguir el camino con un documento suyo que, sobre la base del
documento sinodal, profundice aún más en el tema de la familia según la
perspectiva que él quiera dar''. Seguimos en camino".