lunes, 20 de junio de 2016

Ángelus: "La cruz de Cristo no es ideológica, es la cruz de la vida" y FRANCISCO pide oraciones por el Concilio Panortodoxo y solidaridad con los refugiados

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de junio de 2016 (VIS).-  ¿Quién es Jesús para la gente de nuestro tiempo? ¿Quién es Jesús para cada uno de nosotros? Y ¿qué significa la invitación que dirige a los apóstoles  para llevar su cruz? han sido las preguntas planteadas esta mañana por el Papa FRANCISCO  a los miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus.


El Pontífice comentó el evangelio de San Lucas que describe uno de los pocos momentos de tranquilidad de Jesús cuando a solas con sus discípulos les pregunta quien dice la gente que sea y ellos responden “unos dicen que Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado”. Es decir, el pueblo lo estimaba y lo consideraba un gran profeta, pero aún no eran conscientes de su verdadera identidad: la del Mesías, el Hijo de Dios enviado por el Padre para la salvación de todos.

Jesús, entonces, se dirige directamente a los apóstoles, “porque es esto lo que más le interesa” – precisó FRANCISCO y pregunta:  “Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Y Pedro responde: “Tú eres el Cristo de Dios” o sea, Tú eres el Mesías, el Consagrado de Dios, enviado por Él a salvar su pueblo según la Alianza y la promesa”. Jesús percibe así  que  los Doce, y en particular Pedro, han recibido del Padre el don de la fe y por eso les cuenta  abiertamente – así dice el Evangelio: “abiertamente” –  lo  que le espera en Jerusalén: “El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día”.

“Hoy esas mismas preguntas se replantean a cada uno de nosotros: “¿Quién es Jesús para la gente de nuestro tiempo?.. Pero la otra es más importante: ¿Quién es Jesús para cada uno de nosotros?” –reiteró el Papa-  …Estamos llamados a hacer de la respuesta de Pedro nuestra respuesta, profesando con alegría que Jesús es el Hijo de Dios, la Palabra eterna del Padre que se ha hecho hombre para redimir a la humanidad, derramando sobre ella la abundancia de la misericordia divina. El mundo necesita más que nunca  a Cristo, a su salvación, a su amor misericordioso. Muchas personas sienten un vacío a su alrededor y dentro de sí… otras viven en la inquietud y en la inseguridad a causa de la precariedad y de los conflictos. Todos tenemos necesidad de respuestas adecuadas a nuestras interrogantes, a nuestras preguntas concretas. En Cristo, solo en Él, es posible encontrar la paz verdadera y el cumplimiento de toda aspiración humana. Jesús conoce el corazón del hombre como ningún otro. Por eso lo puede sanar, dándole vida y consuelo”.

Después de concluir su diálogo con los apóstoles, Jesús se dirige a todos diciendo: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga”. “No se trata de una cruz ornamental, o ideológica –explicó FRANCISCO-  es la cruz de la vida, es la cruz del propio deber, la cruz del sacrificarse por los demás con amor – por los padres, por los hijos, por la familia, por los amigos, también por los enemigos –, la cruz de la disponibilidad a ser solidario con los pobres, a comprometerse por la justicia y la paz. Cuando se asume esta actitud, estas cruces, siempre se pierde algo. Jamás debemos olvidar  que “el que pierda su vida – por Cristo – la salvará”. Es un  perder, para ganar. Y recordemos a todos nuestros hermanos que todavía hoy ponen en práctica estas palabras de Jesús, ofreciendo su tiempo, su trabajo, sus fatigas e incluso su propia vida para no renegar de su fe en Cristo. Jesús, mediante su Santo Espíritu, nos dará  fuerzas para ir adelante por el camino de la fe y del testimonio: hacer aquello en lo que creemos; no decir una cosa y hacer otra. Y en este camino siempre está cerca de nosotros y nos precede la Virgen: dejémonos tomar de la mano por ella, cuando atravesamos los momentos más oscuros y difíciles”.


Después de rezar el Ángelus el Papa recordó que ayer en Foggia (Italia) fue beatificada Sor María Celeste Crostarosa la fundadora de la Orden del Santísimo Redentor a quien pidió ayuda e  intercesión para conformar nuestra vida  a la de Jesús, nuestro Salvador.

 
A continuación señaló que hoy, Solemnidad de Pentecostés según el calendario juliano seguido por la Iglesia Ortodoxa, comienza con la celebración de la Divina Liturgia en Creta el Concilio Panortodoxo. “Nos unimos a la oración de nuestros hermanos ortodoxos invocando al Espíritu Santo para que asista con sus dones a los patriarcas, arzobispos y obispos reunidos en el Concilio. Y todos juntos recemos a la Virgen por nuestros hermanos ortodoxos”, dijo invitando a los fieles de la Plaza de San Pedro a rezar en ese momento un Ave María.

También se refirió a la Jornada Mundial del Refugiado que se celebra mañana lunes y cuyo tema este año es “Con los refugiados. Estamos del lado de quien está obligado a escapar”. “Los refugiados son personas como todos pero a quienes la guerra ha dejado sin casa, sin trabajo, sin parientes, sin amigos -subrayó- Sus historias y sus rostros nos llaman a renovar el compromiso para construir la paz en la justicia. Por eso queremos estar con ellos: encontrarlos, acogerlos, escucharlos, para ser juntos artífices de paz según la voluntad de Dios”.