Abuja, NIGERIA (Agencia Fides, 23/06/2016) - Confusión en el mando y en el control, y falta
de conocimiento de las reglas de combate, es decir de las órdenes sobre
cómo hacer frente a un ataque por parte de los cascos azules, son
algunas de las causas que han provocaron la masacre en el campo de
refugiados de Malakal en Sudán del Sur en la noche del 18 de febrero
(véase Fides 18 y 19 de febrero de 2016).
Así lo ha establecido una investigación de la ONU sobre el
comportamiento de los cascos azules de la Misión de la ONU en Sudán del
Sur (UMISS).
Según el informe, los agresores llevaban uniformes del SPLA (Ejército de
Liberación del Pueblo de Sudán) y usaban armas relativamente
sofisticadas, incluidas balas trazadoras y granadas, para disparar a los
refugiados civiles en la estructura de la ONU que alberga a unas 50.000
personas desplazadas. Al menos 30 civiles murieron y 123 resultaron
heridos.
Según Médicos sin fronteras “MSF” la UMISS no ha cumplido con su mandato
de proteger a la población civil, como establecido por el Consejo de
Seguridad: antes del ataque, fracasó en el impedir que entrasen armas en
el campo; luego decidió no intervenir cuando comenzaron los primeros
enfrentamientos y cuando si inició el ataque desde el exterior fue
extremadamente lenta en responder al asalto”.
La ONU ha anunciado que las tropas que no han respondido al asalto serán repatriadas.