Multan, PAKISTÁN (Agencia Fides, 04/09/2017) – “Queremos hacer de la Eucaristía el centro de
nuestra vida cristiana, de nuestras familias y de nuestros hogares”. Con
este espíritu, la Iglesia Católica en Pakistán celebra el año 2018 como
un “Año de la Eucaristía” especial: lo ha anunciado a la Agencia Fides
el Obispo Benny Travas, que dirige la diócesis de Multan y es presidente
de la Comisión Litúrgica de la Conferencia Episcopal de Pakistán. Como
ha referido a Fides, la idea nació de la participación de una delegación
paquistaní en el Congreso Eucarístico Internacional que se ha celebrado
en Cebú, Filipinas. “Ha sido una experiencia conmovedora – ha dicho el
Obispo - y hemos querido resucitar este espíritu en Pakistán. Todos los
Obispos de nuestra Conferencia han respaldado la idea de proclamar el
2018 como el Año de la Eucaristía”.
El tema ha sido escogido del Evangelio de Juan: “Yo soy el pan de vida” y
la inauguración solemne se llevará a cabo del 24 al 26 de noviembre en
Karachi, con una celebración eucarística en la Catedral de San Patricio.
También habrá programas e iniciativas a nivel diocesano. La ceremonia
de clausura tendrá lugar en Lahore del 21 al 24 de noviembre de 2018. Un
comité organizador, compuesto por un referente para cada diócesis, está
preparando programas y subsidios pastorales. El obispo Travas sugiere,
por ejemplo, “la adoración eucarística en cada parroquia, encuentros y
catequesis para jóvenes, familias, escuelas y niños”.
La vida de los cristianos en Pakistán, concluye Mons. Travas, “ya es una
vida eucarística cuando ante el sufrimiento, la violencia o la
discriminación injustificada, se da gracias y alabanza a Dios, pero esta
fuerza y este espíritu sólo puede provenir de la Eucaristía como fuente
y culminación de la vida individual, de cada creyente que vive en
nuestro amado país”.
Como confirma la Agencia Fides, en el mes de agosto se produjo el
asesinato de tres cristianos en Pakistán, debido a disputas relacionadas
con asuntos de propiedad, pero también de carácter religioso. “Frente a
todo acto de violencia, nuestra actitud es eucarística: no respondemos
al mal sino que confiamos a Dios nuestro sufrimiento, aceptando su
voluntad, bendiciendo y agradeciendo, orando por la paz”.